Por qué es importante introducirse un dedo en la vagina

Cuando hice el practitioner de programación neurolingüística, nos hablaron del nudo Gordiano y de su identificación en la comunicación. Esta expresión se conoce por una leyenda de la antigua Grecia, donde un campesino llevaba atados sus bueyes al yugo, con unas cuerdas anudadas de forma tan complicada que era imposible desatarlas. Corrió la voz de que el futuro rey de Frigia, se adueñaría de la ciudad y además desataría el nudo gordiano y si hacía eso, significaría que podría conquistar también Oriente.  Y así fue cuando Alejandro Magno conquistó Frigia y ni corto ni perezoso, cortó con su espada el nudo por la mitad. Hubo en el acto una gran tormenta y Alejandro dedujo que eso significaba que Zeus, el Dios del cielo y del trueno, estaba de acuerdo con lo que hizo, así que era lo mismo desatarlo que cortarlo y esa creencia le empujó a conquistar Oriente, que era la última profecía que corría de voz en voz.

Nuestra expresión “esto es complicado como un nudo gordiano” significa que estamos hablando de un problema difícil de resolver o que si lo hacemos aparecerá la esencia del problema. Al deshacerlo, vemos la importancia de la cadena que hemos formado en nuestra mente, para dar soluciones a nuestros problemas.  Hay una lectura mental (si conquisto Frigia y deshago el nudo, puedo ser dueño de Oriente), la interpretación de una evidencia sensorial (no he deshecho el nudo, lo he cortado pero Zeus me envía señales de su aceptación con esa gran tormenta) y una sentencia de causa efecto (como he conseguido las dos primeras premisas, puedo conquistar Oriente)

En el tratamiento del vaginismo, he visto esta estructura muchas veces. 

Lectura mental: si consigo ir entrando dilatadores, es que voy por el camino adecuado y es todo lo que necesito hacer. 

Interpretación de la evidencia sensorial: cada vez tardo menos en ponerme los dilatadores, y me molestan menos, eso quiere decir que estoy llegando al final del tratamiento.

La sentencia causa efecto: ya me entra el dilatador grande, así que ya estoy curada y también puedo tener penetración. 

Cuando les hablo al principio del tratamiento a mis pacientes, una de las cosas que les digo insistentemente es que introduzcan su dedo en la vagina, después de hidratar generosamente con aceite, toda la vulva y la entrada y les explico que ese gesto es importantísimo para llegar al final, al objetivo que nos hemos trazado.  Pero eso, es algo que normalmente no les gusta en absoluto, así que como la que no quiere la cosa, lo van obviando y se dedican a introducir dilatadores.  Su trampa mental es que ya se ponen el aceite por fuera y en los dilatadores, con lo cual creen que debe hacer el mismo efecto.  Así que cuando les pregunto específicamente por el tema “dedo” me dicen que sí, que un poco, que bueno… pero si profundizo, me doy cuenta de que ese dedo no pasa de la entrada, además de verificar que no tuvieron en cuenta mis primeros pasos del tratamiento.

Mi teoría es que una mujer con vaginismo que no logre introducirse el dedo, por mucho que entre un dilatador grande, no se ha curado. ¡Ahí queda eso! ¿Qué fuerte, no?

Esta sentencia, en ocasiones me ha causado problemas con alguna paciente, que no termina de creer lo que digo, ya que confía solo en sus progresos de dilatación, como si eso fuera el tratamiento completo y definitivo de su vaginismo. Parece obvio pero no lo es. Más de una me ha dicho “ pero mujer, si eso no es importante, lo que me dilata son los dilatadores, no un dedo que es más pequeño”.

¿Por qué cuesta tanto, generalmente, introducirse un dedo a las mujeres que tienen vaginismo? Yo diría que el principal problema es la falta de conocimiento sobre su cuerpo, el no haberse tocado nunca los genitales, el desconocimiento del tacto de la piel y de las mucosas, con el añadido de que su dedo tiene terminaciones nerviosas que activan también las terminaciones nerviosas de la entrada de la vagina y eso es lo que no soportan. Descubren “cosas” al tocar, que no saben qué son, ni si serán “normales” por lo que se ponen muy nerviosas, por miedo también a tener alguna anomalía en su cuerpo, asociada evidentemente al vaginismo.  Con esto hablaríamos de lo que tocan, pero ahora vamos a analizar qué sienten al intentarlo, según sus propias palabras:

.-Escozor

.-Grima

.-Dolor

.-Que hay una pared que imposibilita

.-Sensaciones muy desagradables (no las pueden explicar)

.-Asco

¿Y de qué tienen miedo? Tienen pánico a poder herirse. Mucho miedo de hacerse daño.

Vamos a ver ahora de una forma pausada, cómo librarnos ahora de esa fobia a introducir el dedo, con 5 acciones diarias.

1.- Mirar con espejo la vulva, tanto estirada, como sentada, como de pie. No valen posturas favoritas.

2.- Tocar las estructuras de los genitales (seguimos con el espejo) con los dedos untados de aceite y separar todos los pliegues de los labios mayores y menores.

3.- Buscar la entrada de la vagina (intentamos ver la diferencia de color de la mucosa interna por pequeña que sea la visión) y dejar apoyado el dedo, de manera que la yema la toque como si fuera una almohadilla que se hunde ligeramente.  (seguimos con el espejo y el aceite) Podemos probar con el dedo índice o con el pulgar, dependiendo de la postura. Conscientes de que el paso 3 es el que más cuesta, es necesario creer en la profesionalidad de la terapeuta y en la experiencia de las madrinas que nos ayudan en el proceso (las mujeres que ya se han tratado y curado) que nos dicen que esa sensación desagradable, va a desaparecer muy pronto y que es necesario implicarse en esta parte del tratamiento, dedicándole tiempo cada día, si queremos vencer las fases progresivamente.

4.- En la entrada, el dedo va a dar pequeños impulsos, como golpecitos, intentando adentrarse, en la medida de lo posible.  Si se ha ganado cierto recorrido (por pequeño que sea) dejar el dedo allí unos cinco minutos sin retroceder.

5.- Respirando pausadamente, cogemos aire y al soltarlo vamos introduciendo la primera falange del dedo, dentro de la vagina y hacemos presión hacia abajo, como si tocáramos la tecla de un piano. Es importante esperar unos minutos en el lugar al que hemos conseguido llegar, sin sacar el dedo y así, poco a poco, cada día un poco más, hasta conseguir que entre del todo.

7.- Una vez nos ha entrado el dedo, haremos el ejercicio de desplazamiento hacia dentro y hacia fuera lentamente, haremos círculos enteros y medios círculos. Llegado este punto sería como si quisiéramos agrandar el lugar.

Y así podríamos pasar a hacer lo mismo con dos dedos, una vez nos sintamos cómodas con el masaje de uno solo.

He explicado minuciosamente la importancia de poderse tocar y de introducir un dedo.  Con ello vamos a ganar desensibilización, para conseguir que la pareja lo introduzca también (¿o no se lo vas a dejar hacer nunca?) y también para lograr no ponerte nerviosa cuando el ginecólogo te vaya a explorar.

Así que cuando ya hayas podido introducirte dos o tres dilatadores, acostúmbrate a utilizar primero el dedo en el entrenamiento. La secuencia sería: dedo, dilatador número 1, dedo, dilatador número 2, dedo, dilatador número 3, dedo o dos dedos, dilatador número 4… y así sucesivamente.

Hazme caso, vence esa incomodidad de una vez por todas.  ¡Las ventajas de lograrlo son muchas! Y si te atascas en uno de los 7 pasos, ponte en contacto conmigo y lo solucionamos.

Créeme, que introduzcas tu dedo en la vagina, va a hacer que venzas el vaginismo.