Quiero hablaros del documental Womanhood. Trata sobre la historia de una chica de Kenia que fue víctima de una mutilación genital cuando era pequeña. Esta mujer joven, ahora vive y trabaja en Alemania, llevando una vida totalmente inmersa en una población moderna, con mujeres empoderadas, dedicadas a muchos trabajos a los que han podido acceder gracias a sus estudios universitarios. Y esta realidad choca con los rituales a los que muchas mujeres africanas, han estado sometidas.

Sabemos que estas prácticas horrendas se siguen haciendo y es por esto que el documental, va a poner no solo voz a tantas mujeres que han sufrido por ello, sino que también va a dar esperanza. La protagonista se plantea una reconstrucción, dice ella, para “volver a ser normal”, “recuperar la femineidad” “tener una sexualidad plena” “no sufrir dolores cuando tiene la regla” y “sanar”.

En la búsqueda de los mejores profesionales y hospitales, para llevar a cabo esa operación, va entrevistando también a mujeres que sufrieron la ablación, para saber cómo se han sentido y si han pensado en operarse. Encuentra a otras mujeres que ya se han sometido a la operación y baraja las posibilidades, eso sí, habiendo investigado largamente la situación, durante más de un año.

Interesantísima la explicación de los médicos cirujanos respecto a que el clítoris vuelve a su lugar y que es algo sencillo de recomponer.  ¡Qué maravilla! ¿Y hasta hoy en pleno siglo XXI, no lo sabíamos? Y mira que se ha hablado del clítiris en los últimos años

Me ha resultado muy tierna, una conversación con la cirujana durante la exploración “¿Te tocas?  ¿te masturbas? “es bueno y necesario”, le dice.  Esa parte de su cuerpo, ignorada, repudiada, como en algunas afecciones, no forma parte de ella, no convive con la mujer mutilada. Y esto me ha resultado familiar, después de haber trabajado tantos años con mujeres, en distintas etapas y situaciones, precisamente por el abandono declarado de sus genitales y de su sexualidad.

Es muy importante en el documental, el retorno a su madre, a su poblado de Kenia, con las chozas de barro y utensilios rudimentarios.  Esas charlas, sobre la búsqueda de las conversaciones que nunca tuvieron sobre el tema, mientras buscan los granos malos en la cesta de mimbre, vienen de la necesidad de la hija por saber el por qué su madre permitió que le hicieran la mutilación. Lejos de juzgar a la madre, casi se puede entender su postura, sobre todo cuando nos explican las dos generaciones, la vivencia de la mutilación genital femenina, vista desde cada una de ellas.

El camino lo recorre Mamy totalmente sola, valiente, decidida, sabiendo que nadie la puede aconsejar, porque solo ella es la que va a tener que decidir. La búsqueda de la información que necesita para decidirse a tomar el camino de la reconstrucción genital, es una disertación muy interesante sobre cómo es la cultura en Kenia y también de cómo la cirugía, en nuestro mundo actual, puede aportar la normalidad en un cuerpo femenino mutilado.  Nos sorprende lo fácil que resulta esta intervención y que los resultados sean tan buenos.  Siempre habíamos pensado que el clítoris se extirpa y nunca regresa a su lugar.  ¡Qué suerte que no sea así!

No estamos igual, después de ver el documental.  Pagamos el peaje, pero eso sí, con la revelación de una gran esperanza, ya que con una sencilla operación, se pueden remediar los estragos y seguro que todas sentimos la ferviente decisión, de hacer todo lo que esté en nuestras manos para conseguir erradicar del planeta esta terrible práctica.   Es un documental muy interesante, que vale la pena ver. ¡Espero no haber hecho demasiado spoiler! Simplemente quería atraeros hacia el documental.