He podido comprobar que no todas las pacientes tienen los mismos problemas a la hora de empezar a tratarse y ciertas conductas predisponen a que el entrenamiento pueda alargarse o bien acortarse en el tiempo. Vamos a describir aquí el tipo de perfil al que le va a costar un poco más comenzar, aunque esto no quiere decir que no vaya a conseguirlo. Simplemente lo remarco, para que la persona lo sepa y preste más atención a la forma de abordarlo. Es decir, que todas tienen vaginismo, pero dependiendo de su personalidad, su carácter y su disposición, puede que los comienzos no sean iguales. Muchas pacientes me preguntan si es cierto que con 7 ó 10 sesiones se puede superar y esa es una media muy frecuente en mis historias clínicas. Ahora bien, puede alargarse si nos encontramos con ciertas características, las cuales quiero describir, para poner luz al vaginismo y sobre todo al tratamiento.
Empezamos a entrenar mirándonos en un espejo y poniéndonos aceite haciendo masaje en la entrada de la vagina, un par de centímetros. De momento, hay que hacer esto como inicio, antes de pasar a la dilatación y a la vibración. Parece algo sencillo, que todo el mundo debería ser capaz de hacer, pero no es así. Estos pasos básicos, podrían ser un obstáculo para progresar en el entrenamiento. ¿Por qué? Pues porque hay mujeres que no se pueden mirar la vulva en un espejo, ya que les da sensaciones feas y que describen como “asco”, vergüenza” o “rechazo”. Esta parte del autoconocimiento es muy importante, hay que conocer la zona a tratar, mirarla (ver el color que tiene) tocarla (para sentir nuestros dedos en ella) separar los labios (para descubrirla toda entera) buscar la entrada (para empezar a saber que será allí donde se hace el masaje, donde se introducirán más tarde los dilatadores y el vibrador). Imaginemos pues que esa fase alguien se la salta, simplemente porque no le gusta. Algunas piensan que no es importante, que ya irán directamente a los dilatadores. No hay nada más importante que este paso, sobre todo al inicio.
Después del espejo, el descubrimiento del cuerpo nos da paso a la propiocepción, al masaje, a tocar esa zona olvidada y a veces ignorada. Y es aquí donde nos encontramos con la segunda parte que a muchas pacientes les cuesta superar, al menos durante un tiempo. El hecho de sentir con los dedos las rugosidades de la piel, las texturas diferentes desconocidas durante toda la vida, puede frenar a la hora de entrenar. Surgen palabras como “no me gusta” “no sé qué me pasa que me da grima” Este gesto tendría que dar paso a hacerse un masaje con el dedo pulgar en la entrada de la vagina. Tremenda prueba para muchas mujeres que, por culpa de no superarlo, no pueden comenzar bien el tratamiento. Es decir, “no me puedo mirar en el espejo, no puedo tocarme, no puedo hacerme masaje, pero me van entrando los dilatadores”. Puedo decir categóricamente que así nunca van a superar su vaginismo. La mujer que como tratamiento solo se pone los dilatadores, tiene un hipertono en la entrada de la vagina, que no le va a permitir hacerse bien una revisión o tener penetración.
Entonces ¿dónde radica que un entrenamiento sea fluido? En seguir paso a paso el Cuaderno de la Vaginista, sin saltarse pasos. Si eres una de esas mujeres que no se puede mirar, ni tocar ni entrar con el dedo dos centímetros en la entrada de la vagina, debes superar primero esto para dar paso al tratamiento completo. Tienes una especie de fobia y ¿sabes cómo se curan las fobias? Pues exponiéndose. Debes creer con fe ciega, que a medida que vayas haciendo tus ejercicios con el espejo y con el masaje, poco a poco vas a notar grandes diferencias respecto a tus incomodidades, vas a irlas superando, de manera que, en poquísimas sesiones o días, puedas hacer todas esas maniobras sin que resulten para nada molestas. Son exposiciones que te van a permitir avanzar, pero si no lo haces, nunca lo vas a superar. Siempre digo que, si tienes fobia a los perros, lo primero que va a hacer tu terapeuta es mostrarte la foto de un perro bien lejos y poco a poco, sesión a sesión ese perro se va a acercar hasta que consigas tenerlo cerca y que sea real. Pues esto es lo mismo.
Me he encontrado con muchas mujeres que han venido a visitarse por no poder tener penetración y en cambio les entran todos los dilatadores. Generalmente, todas ellas han prescindido del masaje en la entrada, con ello quiero explicar aquí la importancia que tiene.
Algo que también sucede en ocasiones similares o acompaña al hecho anterior, es que no se dejan más de un minuto, los dilatadores dentro de la vagina. El Cuaderno explica muy bien que hay que hacerse masaje con el dedo pulgar en la entrada y ponerse el número uno y dejarlo unos minutos. De nuevo masaje en la entrada y el dos… y así con todos. Sucede que se tiene como prisa para ir al último, saltándose toda la fase de ir uno por uno (es un entrenamiento) con lo cual seguramente se esté trabajando durante pocos minutos al día, sin prestar atención a la hidratación, a la desensibilización y a la vibración. Este es otro de los pasos olvidados o rechazados o menospreciados, el vibrador. Es importante aplicar vibración primero en la entrada y después internamente.
Hemos visto pues que, en algunas pacientes, si algo no gusta, lo eliminan, pensando que con el resto de pasos será suficiente. Nada más lejos de la realidad. Cuando alguien me dice que no ha podido tener penetración, pero que le entran todos los dilatadores, sé que algo está fallando en el día a día. Solo habría una excepción en este caso y sería que su pareja fuera más grande que el último dilatador. En este caso y después de repasar paso a paso lo que se está haciendo, entrenaríamos con un dilatador XXL.
La conclusión es bien simple, sigue los pasos del Cuaderno, sin saltarte nada. Si no puedes con los dos primeros, busca ayuda para conseguir una normalidad. Y puede ser también que no puedas ponerte el primer dilatador porque no has pasado por los inicios de la terapia.
Por eso hay mujeres que fluyen, que van rápidas y otras que no. Es así de sencillo. No le des más vueltas y busca el origen de tu bloqueo, habla con tu terapeuta o desplázate para una sesión presencial, si es posible.