El suelo pélvico es el grupo de músculos (conjunto de estructuras musculares y ligamentosas) que actúan de sustentación de las vísceras y todo el tinglado restante de la parte baja del abdomen (vejiga urinaria, útero o matriz, vagina e intestino inferior). O sea, que para nosotras, es bastante importante este grupo de músculos.
A todo ese conjunto de músculos se le llama “Suelo pélvico”, y aparte de los mencionados, también comprometen los esfínteres anal (tercio inferior o distal del recto) y uretral.
Aparte de la importancia que adquiere al contener y sostener nuestra parte más femenina, sus competencias intervienen en la calidad de la sexualidad y en la correcta administración de tensiones a las que los esfínteres y músculos interiores tendrían que estar sometidos para un correcto tono muscular. Un tono insuficiente, puede aportarnos, entre otras, prolapsos, trastornos de incontinencia (urinaria o fecal), estreñimiento o algunas disfunciones sexuales como la anorgasmia, por ejemplo.
Es un grupo muscular que, debido a la naturaleza intrínseca femenina, necesita ser desarrollado y estar en forma. El descuido de su tono muscular lleva a las conocidas y mencionadas pérdidas de orina (o fecales en casos graves), problemas en matriz o en vejiga, prolapsos, o disfunciones sexuales. Pero no os dejéis engañar. Si creéis que porque hacéis ejercicio físico, del que sea (footing, gimnasio, etc…), seguro que lo tenéis en forma vais erradas. Precisamente, el ejercicio físico (al igual que con el embarazo, parto y/o envejecimiento), si no se ha trabajado el suelo pélvico anteriormente, puede ser altamente perjudicial, pues la presión que ejercen los músculos “exteriores” en el conjunto pélvico, al ser desarrollados, muchas veces perjudican el desarrollo de la musculatura pélvica.
Antes de pasar a su cuidado y recuperación, quizás es mejor localizar el Suelo pélvico Vayamos a ver diferentes maneras de “sentirlo” y empezar a ejercitarlo
Una buena manera de “sentir” los músculos pelvianos es contraer los esfínteres anales y uretrales. Cuando estés haciendo pipí, hacia la mitad de la micción, intenta cortar el chorro cerrando el esfínter para que no salga durante unos segundos. IMPORTANTE !!: no hagas ésto ni al final de la micción ni como un ejercicio habitual, ya que el “stop pipí” hace que a la larga vayas teniendo orina residual, o sea que se quede un poco en la vejiga cada vez.
Utilizar conos vaginales o las bolas chinas ayudan al reforzamiento, ya que ejercitan los diferentes tipos de fibras musculares.
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