Después de una cirugía de cáncer de mama, o de la extirpación de ganglios linfáticos, los fisioterapeutas empezamos a hacer rehabilitación para tratar las alteraciones vasculares drenando y devolviendo la funcionalidad a las extremidades, tanto en los brazos como en las piernas. Más adelante con los nuevos conocimientos, fuimos incorporando la rehabilitación del suelo pélvico, tras la cirugía ginecológica, como en el cáncer de endometrio o de cuello uterino por histerectomía, los de la vagina o de la vulva, los de ovario y en otros, como el de recto o vejiga.
La fisioterapia del suelo pélvico sirve para disminuir las secuelas que dejan muchos tratamientos oncológicos, aportando una mejora evidente de la calidad de vida de las mujeres. Solo la cirugía en sí ya afecta a los tejidos de sostén que sujetan las vísceras, con lo cual el entrenamiento trabaja también la postura y al mantener el abdomen firme, sirve para combatir síntomas de otras patologías como, por ejemplo, las de la columna vertebral.
Hay una consecuencia directa de la enfermedad y los diferentes tipos de tratamiento, bien seas por radioterapia, quimioterapia o bien hormonoterapia. Es frecuente que durante el tratamiento se pierda el interés sexual y aunque remite al finalizar, a menudo podría ir más allá. Las causas biológicas son dolor pélvico crónico, distrofia o atrofia vaginal, inflamación, prolapsos, acortamiento vaginal y suelo pélvico hipertónico.
En el terreno de las disfunciones sexuales, hay un gran campo de afectaciones a tratar, sobre todo de cara a combatir el dolor pélvico y el dolor que puede aparecer al mantener relaciones sexuales. Este dolor puede convertirse en una dispareunia de diferentes niveles o bien en vaginismo.
Una mujer que ha pasado por un cáncer necesita todas las ayudas posibles, para paliar tanto su angustia, como para afrontar los cambios que se han producido en su cuerpo. Los tratamientos oncológicos pueden alterar las fases de la respuesta sexual, dando lugar a desajustes en el enfoque que ella puede tener de lo que es la pareja. Existen unas creencias bastante arraigadas en la una mujer que ha sufrido un cáncer y que no le permiten desarrollar su nueva sexualidad.
.- Las prácticas sexuales del pasado me llevaron al cáncer.
.- Puedo recaer si tengo relaciones sexuales.
.- Podría contagiar a mi pareja
.- No pudo tener relaciones sexuales durante el tratamiento
.- Me siento culpable si me excito
Con todo ello vemos que puede haber problema para dar y recibir placer, tanto por este tipo de creencias limitantes, como por el impacto psicológico, la falta de autoestima, la ansiedad y la fase aguda de los tratamientos.
Hasta hace poco tiempo, no se abordaban estos problemas colaterales que dejaba el cáncer, pues lo importante era salvar la vida. Afortunadamente, con los logros de la cirugía y la medicina, se ha pasado a poner la mirada también en la sexualidad, para dar una mejor calidad de vida a la mujer. De hecho, he sabido por algunas de mis pacientes que ahora se empieza a hablar mucho más de estos temas en la consulta médica.
Veamos algunos de los impactos físicos que la fisioterapia puede tratar con éxito y devolver a la mujer confianza, para seguir con su vida de una manera más placentera:
.-Las consecuencias de una menopausia precoz por la extirpación de los ovarios.
.- Un acortamiento de la vagina por la extirpación del útero.
.- El linfedema a causa de la extirpación de los ganglios, puede provocar limitación de la movilidad.
.- La cirugía vulvar, puede conllevar una extirpación del clítoris, con lo que se eliminan la percepción de las sensaciones genitales.
El abordaje de las secuelas, con el tratamiento de fisioterapia del suelo pélvico, nos va a permitir dar elasticidad a la vagina, ampliando así también su capacidad y ello lo vamos a conseguir a base de hidratante externos e internos, masajes específicos y masajeadores internos tipo vibrador, entre otras cosas. No olvidemos la importancia de desensibilizar la entrada de la vagina, que es en el punto central de la horquilla donde se van a generar siempre más molestias. A base de masaje y mucha hidratación, se dejan de sentir las sensaciones molestas.
El uso también de dilatadores o elementos parecidos, nos van a permitir, de una manera progresiva y amable, el agrandamiento de la vagina para devolverle su confort inicial. Una vagina atrófica, con adelgazamiento de las paredes y un aumento extremo de la sensibilidad, puede combatirse con todos estos pasos mencionados anteriormente.
Los ejercicios de Kegel, que por un lado nos van a fortalecer el suelo pélvico, también nos van a ayudar a sentir la musculatura y por lo tanto, a ser capaces de poner la intención en relajarla. Un buen método para apreciar nuestro trabajo consiste en ponernos un dedo dentro de la vagina, y notar cómo nuestros músculos se contraen y se relajan.
El ejercicio físico, el control postural, la tonificación abdominal con hipopresivos, el trabajo en el tronco de propiocepción, la relajación, el yoga, la meditación y otras técnicas, van a ayudarnos a conseguir bienestar físico, mental y sexual.
Y no olvidemos, que el deseo y la excitación, van a ser los motores que van a poner en marcha un torrente de lubricación, capaz de permitir lo mejor de nuestra sexualidad.