Hoy quiero hablarte de tu mirada, si, quiero que te preguntes qué te miras.  ¿Quizás la espalda porque tuviste un lunar dudoso? O a lo mejor para ver tu escote con aquel vestido negro tan sexi…  Bueno ¿ te la miras?  Pues es importante. Hoy vas a mirar tu espalda. Los demás te la ven…

¿Y tus nalgas? ¿has visto algo tan bonito como tu espalda terminando en una línea donde se reparten las nalgas? Nalgas generosas, espléndidas, pequeñas, grandes, únicas, importantes en tu cuerpo también. Hoy vas a mirar tus nalgas  A lo mejor alguien te las ve…

¿Y tu nuca? Recoge tu cabello y observa tu cuello, enmarcado por tus orejas atentas.  Es una parte muy sensible. ¿Has soñado alguna vez  que un aliento se acerca a él? Yo esta misma noche…  y me ha inspirado mucho. ! Era tan real! Hoy mira tu nuca.  Te la ven con tu pelo recogido…

¿Y tus piernas por detrás?  Pobrecitas, siempre las miramos por delante, al ponernos crema, en la playa.  Son lo que ven la gente que va detrás nuestro, cuando llevamos falda.  Puede que estén musculadas con unos buenos gemelos, o que sean más delgadas, pero son  nuestras piernas y no las vemos.  Hoy mira tus piernas por detrás. Las miran cuando andas…

¿Qué más no nos vemos? Todas esas partes requieren una cita por nuestra parte. Las plantas de los pies, por ejemplo, que están llenas de puntos sabios para nuestra sanación, según la reflexología.

Y ahora si, ahora hemos llegado a nuestro templo, a  nuestro santuario, al lugar más poderoso que tenemos: Nuestra vulva, nuestro clítoris, nuestra vagina.  Hace no tantos años, las mujeres no hablábamos de estas cosas y quizás en según qué círculos, tampoco ahora.  Estoy  atenta a las obras de teatro sobre el tema, a los congresos a los miles de talleres que anuncian acercamientos a la masturbación, al autoconocimiento femenino y  al  empoderamiento. Y aún ahora, cuando hablo con mis pacientes, me doy  cuenta de que la mujer sigue sin mirar su vulva, su entrada de la vagina. Hay yuyus, ascos, desconexión, desinterés…. Tan importante ha sido el patriarcado y la religión que nos ha parido así.  Cuanto más sepamos las mujeres de nuestro cuerpo y  de nuestra  sexualidad , más poder tenemos.

Chicas por interés hacia  vuestro cuerpo vamos a fijar un día a la semana para mirar atentamente nuestros genitales en un espejo, porque a menos que nos rompamos costillas no llegamos ¿verdad?    Mira con agrado, con ternura, con amor, tu vulva. Observa su forma única, la mejor, la tuya.  Labios grandes, pequeños, clítoris… ¿sabes que nadie dibuja su clítoris al recordar su vulva?  ¿qué pasa?   Límpialo bien, separando su capuchón, dale masajes con aceites hidratantes, siente tu poder de mujer y dedica espacios para ti, para tu placer.  El placer es algo sagrado. ¿Empezamos a mirarnos aquello que no nos vemos?