Mis pacientes enumeran una larga serie de consejos que les han dado los profesionales de la salud, para solucionar su vaginismo.  Aquí os dejo un buen número de ellos.  ¿Qué opináis?

Hay que situar estas frases en el contexto adecuado, es decir, pensando que la mujer acude a la visita del ginecólogo, con la esperanza de recibir ayuda, de ser comprendida.  Y además está muy nerviosa, siente vergüenza, con un estado alterado que le cuesta dominar de una manera racional. Todo este cuadro requeriría un trato de empatía, comprensión y profesionalidad. ¿Verdad que sí?

Vamos a analizar estos “consejos” que reciben y lo que representan:

  •  “Tienes que relajarte”: se da a entender que el problema que tiene es por su nerviosismo, porque es una “mujer histérica”.  El dolor no se deja de sufrir con relajación, sino con autoconocimiento y placer. Hay un estereotipo de mujer clásico, de una mujer que grita, que gesticula, que se pone muy nerviosa. Incapaces los hombres y los profesionales de hacerla entrar en razón, la tildan de histérica. Y eso ¿tiene algo que ver con el vaginismo que ella sufre?
  • «Tomate una copa de vino antes de hacerlo»: que un médico te recomiende el uso de drogas blandas para evadirte y poder tener sexo es cuanto menos inquietante. ¿por qué no solucionar el problema desde la consciencia, desde el conocimiento del propio cuerpo? Porque la sociedad no considera importante que una mujer se conozca, sino que cumpla «su función», y si para ello tiene que estar borracha…. pues no pasa nada.  Una mujer borracha “se deja” y eso es bueno para su vaginismo ¿a que sí?
  • «Utiliza lubricante»: dejando a un lado el desconocimiento que muestra este comentario sobre la afección, este tipo de respuestas infantilizan a la mujer que se atreve a explicar su problema dando por hecho que si lo ha intentado, no lo ha hecho lo suficientemente bien o no lo ha hecho de la manera correcta. No se pone el foco en escuchar su problema e intentar dar una solución eficaz, sino en quitar validez a su experiencia. Venga…. Una cremita y se acabó el problema…
  • «Eres una exagerada»: una vez más, cuando una mujer no cumple el patrón «correcto», se le quita validez asociándolo a temas mentales. Eso supone una humillación para las pacientes que están buscando una solución y hace que se sientan más extrañas. 
  • «Pobrecito tu marido»: se le da más importancia a que la mujer sea satisfactoria para el hombre, y no a su malestar o su dolor. Se la trata como un mero vehículo de diversión para los demás, pero no se piensa tanto en su propia salud y bienestar.
  • «Tendrás que operarte de himen rígido»: se le ofrece una solución quirúrgica antes de intentar comprender y reeducar su suelo pelviano. No se le da importancia al autoconocimiento, solo a «quitar de en medio» el problema, cuando realmente así tampoco se soluciona. He “derribado”yo solita hímenes rígidos con mi dedo inocente,  en muchas ocasiones.  Puedo poneros en contacto con estas pacientes. Y además no fue ni tan solo doloroso.  “Yo te opero y te lo arreglo”
  • «Tienes que ir al psicólogo»: se estigmatiza a la mujer con vaginismo sin ninguna prueba de que tenga un origen psicológico ni de que se solucione con un tratamiento de esta disciplina. Mientras el abordaje de las disfunciones masculinas es físico, en la mujer se tiende a atribuir a un tema mental. No quiero culpabilizar tanto a los profesionales de la salud, vamos a añadir que es eso lo que aprendieron en la carrera. Hoy mismo una paciente ha ido a la seguridad social y no se ha podido hacer una exploración, pero le ha dicho a la ginecóloga que iba a empezar un tratamiento con fisioterapia especializada y la contestación ha sido, “vale, pero vas a ir al psicólogo y así entre los dos será mejor”.  Es decir que siguen pensando que la terapia psicológica es imprescindible.  Es como si “La otra” valeeee pero la buena es la psicológica.  Una vez por la radio, dije  “Un vaginismo se puede solucionar con psicólogo y fisioterapeuta.  Se puede solucionar con solo fisioterapia. No he conocido a nadie que lo haya podido solucionar solo con psicólogo. Y mis historias de pacientes de hace 25 años lo demuestran.
  • “A lo mejor tu marido no te pone”. Es una frase lapidaria, terrible… Es decir que tu pareja no te excita y ese es el problema por el cual no puedes tener penetración. Tu vagina se cierra ante un acto de rechazo, así que parece estar muy claro, hasta que no cambies de pareja, no podrás tener un coito.  ¿De verdad alguien puede creer esto? Es decir, que buscan soluciones ajenas al problema real. ¿Podría ser que no supieran cual es la solución?
  • “Usa crema anestésica” Es decir, vamos a hacer un apaño.  Tu no vas a sentir nada, ni placer ni dolor, pero tu compañero va a poder disfrutar del coito.
  • “Tienes fobia al sexo” Exacto. Está en la mente de mucha gente que las mujeres son “diferentes” y que incluso no les gusta el sexo y además pueden sentir rechazo.   Y así vamos sumando puntos negativos sobre una afección mal diagnosticada, mal ubicada, vivida en soledad y en la ignorancia general, incluso la de los profesionales de la salud. Y estáis pensando “Pero si yo quiero tener un buen sexo, me gusta el sexo, por favor…¿alguien me puede ayudar?
  • “Eres demasiado joven, ya te llegará el momento adecuado”.  ¡Genial! Es decir que tu pareja hombre, la práctica diaria, tu madurez, serán las encargadas de hacer desaparecer tu afección. ¡Bravo por la devolución! Eres joven, tonta, sin experiencia, eso sí un chico de tu edad te enseñará el manual de la sexualidad. Qué tal chicas si empezamos a ponernos en nuestro sitio.
  • “No te entra el tampón porque todavía no has tenido relaciones sexuales” Otra frase de las que no tienen desperdicio. Tu entrada insuficientemente ancha, hasta que no esté “penetrada” no es una buena entrada ¿Lo entiendes?  Es decir, no vas a estar cómoda en la playa en tus días de regla, con un tampón dentro, hasta que un hombre te haya penetrado y enseñado lo que significa tener una vagina normalizada.  ¿De verdad vamos a seguir aguantando esto?

Mis conclusiones son fruto del enriquecimiento personal en el cual intento crecer desde hace años.  He vivido siempre rodeada de médicos (marido, suegro, hija) y he cenado durante muchos años contestando consultas, sabiendo que ese gesto era prioritario y disfrutando de hacerlo.  En defensa de los profesionales de la salud, voy a decir que “dicen y aconsejan lo que aprendieron” así que la pelota está en vuestro tejado.  No os queda otra que enseñar a vuestros médicos y psicólogos que en los vaginismos, la fisioterapia es rápida, eficaz y definitiva.  ¡Demostradlo!