Estamos celebrando este mes el día del cáncer de mama, para visibilizar la enfermedad, así como el tratamiento y las secuelas posteriores.

Un perfil de pacientes de vaginismo secundario que veo en la consulta, es el de la mujer que ha sufrido cáncer de mama. El tratamiento a base de quimioterapia, radioterapia y hormonoterapia, entre otros, causan unos cambios en el cuerpo de la mujer, los cuales inciden también en el suelo pélvico. Está siendo tan latente este problema que en los últimos congresos de oncología, se habla de revisar tratamientos, para ajustarlos y que no resulten tan agresivos en lo que se refiere a las consecuencias vaginales

Es triste que además de haber superado todas las etapas del cáncer, desde su diagnóstico a la cirugía, las mujeres se encuentren después con el dolor vaginal, que impide hacerse revisiones o tener relaciones con penetración vaginal, debido al tratamiento.  De nuevo se ven enfrentadas a otro reto que vencer y para mi es también un desafío ayudarlas a volver a su normalidad.

Necesitamos tener un suelo pélvico funcional, es decir que los músculos estén fuertes, para mantener las vísceras en su sitio y para que los esfínteres cumplan con su acometido. Cuando se ha hecho un tratamiento de cáncer, la medicación deja unas secuelas, las cuales entre otras cosas pueden hacer que al intentar introducir algo en vagina, resulte doloroso o molesto en diferentes intensidades. Los tratamientos nos van a dejar problemas de sequedad en la vagina, de debilidad en las paredes vaginales, de sequedad, y de deterioro en la mucosa. Es por eso que vale la pena dar a conocer estos hechos para que las mujeres que han pasado o pasen por esta situación, sepan que se va a poder corregir y devolverles su confort.

Para ayudar a las mujeres que sufren vaginismo secundario tras las operaciones y tratamientos del cáncer de mama, vamos a recurrir a la fisioterapia, que ofrece una solución para devolver la normalidad vaginal. La fisioterapia se presenta como un complemento que mejora la calidad de vida del paciente, en todo el proceso de la enfermedad y a nivel de secuelas del dolor ante la penetración, tiene un gran papel la rehabilitación. Los programas, cada vez más, están dirigidos a la globalidad, es decir a cuidar la imagen física, el ejercicio, el nivel de energía, el estado de ánimo y sobretodo el empoderamiento. A nivel psicológico, la paciente sufre ansiedad, estrés, insomnio, temor a la recurrencia y depresión.  Una paciente empoderada se va a implicar más en su tratamiento y en la recuperación de su cuerpo. Pero ahora vamos a centrarnos en los genitales internos y externos, que tanto tienen que ver con la sexualidad.

¿Qué pasa con esa sexualidad? Además de la carga emocional, la sexualidad después del cáncer, se ve afectada en muchos aspectos y vamos a revisar los posibles efectos físicos secundarios que serían:

  • Disminución o pérdida del deseo sexual
  • Incapacidad de alcanzar o mantener la excitación sexual
  • Disminución o pérdida de lubricación
  • Dificultad o incapacidad para alcanza el orgasmo
  • Dolor durante las relaciones sexuales
  • Dolor o adormecimiento de los genitales

Tratamiento para el dolor y el disconfort vaginal

Tal y como siempre he divulgado en mi terapia, lo importante es seguir los grandes pilares en el tratamiento, que son el autoconocimiento, la hidratación, la desensibilización y la dilatación.  Si seguimos estos pasos, en pocas semanas van a ir desapareciendo esas molestias

Hidratantes vaginales.  Son productos sin hormonas que proporcionan hidratación a la vagina y mejoran la salud vaginal, así como la comodidad durante la actividad sexual.

Hidratantes vulvares. Son productos a base aceite. Reducen la fricción de la entrada vaginal para aumentar la comodidad y el placer sexual.

Terapia física del suelo pélvico. Ayuda a las mujeres con músculos del suelo pélvico tensos o blandos. Los ejercicios favorecen la relajación y el fortalecimiento de los músculos. Ayudan a reducir el dolor durante las relaciones sexuales.

Dilatadores vaginales. Sirven para que la vagina se agrande y poder así ser del todo funcional, permitiendo la normalidad en una revisión ginecológica o durante el coito. Los dilatadores vaginales vienen en diferentes medidas de anchura, que se van superando en el entrenamiento, a medida que la vagina gana elasticidad y dilatación. Hacer ejercicios del suelo pélvico ayuda también a mejorar la irrigación sanguínea y la lubricación.

Los vibradores, denominados en la actualidad masajeadores internos, son un buen tratamiento para eliminar contracturas y relajar la zona, sin olvidar que mejoran el flujo sanguíneo y a la vez estimulan el suelo pélvico.

Es decir que, resumiendo, diríamos que los efectos del cáncer de mama, revierten en un vaginismo secundario, cuyo tratamiento va a responder a los cuatro pilares básicos, ya mencionados anteriormente, que repetimos para que no se olvide y que son: autoconocimiento, hidratación, desensibilización y dilatación.

Las mujeres que se hacen responsables de sus tratamientos y de su recuperación, logran mejorar su calidad de vida, a la vez que llega a sentir una gran fuerza para maniobrar las riendas de su vida. Ahora, a ese sentir, se le llama empoderamiento.

Mi más grande tributo a todas las mujeres que sufren o han sufrido cáncer de mama, con la admiración que supone estar delante de grandes guerreras armadas de valor, defendiendo sus vidas y la felicidad de los suyos.

Es posible recuperar la sexualidad tras el tratamiento de cáncer de mama, con unas semanas de rehabilitación.  Que ninguna mujer deje de disfrutar y de tener las mismas sensaciones que tuvo anteriormente.  ¡Se puede conseguir!