Una de las pregntas básicas que hago a las pacientes, en la primera sesión, tanto en la rehabilitación del suelo pélvico en general, como en el vaginismo, es si existe estreñimiento de siempre o en el momento actual. ¿Por qué es tan importante?
Vamos a analizarlo desde diferentes ángulos. Cuando existe estreñimiento, el cuerpo se manifiesta de diferentes formas. En primer lugar, el intestino está ocupado y aumentado de tamaño. Este hecho en cuanto al vaginismo tiene una importancia muy relevante. Muchas mujeres no pueden ponerse un dilatador grande, debido a esa ocupación del intestino. En cambio, cuando hay una evacuación, todo vuelve a funcionar. Así que, dentro del tratamiento del vaginismo, deberemos tener muy en cuenta este factor del estreñimiento y solucionarlo como sea. No vale decir que siempre se ha funcionado así, porque hay muchas maneras de corregirlo y hay que ser perseverante.
Hay muchos otros campos en los cuales hay que tenerlo en cuenta. En las personas con estreñimiento a veces se produce retención fecal, un endurecimiento de las heces en el recto y en la parte inferior del intestino grueso que bloquea completamente el paso de otras heces. La retención fecal produce retortijones, dolor en el recto y esfuerzos intensos, aunque inútiles, para defecar. Entre las complicaciones del estreñimiento crónico, encontramos las siguientes: Las hemorroides, que son los tejidos hinchados alrededor del ano. Los tejidos desgarrados del ano, también llamados fisuras anales y las heces duras que se acumulan en el colon.
Vamos a hablar de soluciones, para que nuestro suelo pélvico no sufra ¿Qué podemos hacer? Ejercicio regularmente. Tomar más agua y consumir más fibra. Tratar de caminar, nadar o hacer alguna actividad física al menos 3 o 4 veces por semana. Si siente la necesidad de ir al baño, vaya.
Y para ablandar las heces que no salen, tendremos en cuenta: una alimentación rica en fibras, ya que la fibra aumenta el volumen de las heces y ayuda a que las heces retengan líquido. Beber mucha agua y bebidas sin cafeína. Hacer ejercicio la mayoría de los días de la semana. Mantener buenos hábitos intestinales.
También hay que relajar el ano para defecar y podemos probar de inclinarnos hacia delante mientras se presiona. Esto incrementa la presión dentro del abdomen y ayuda a evacuar el intestino. Realizar la estimulación con el dedo todos los días hasta que se consiga un aprendizaje regular para las defecaciones. Por todo ello, en algunas ocasiones recomiendo a ,mis pacientes usar dilatadores anales.
Y si necesitamos evacuar urgentemente, lo que debemos hacer es, comer alimentos con fibra. Los alimentos que tienen más fibra son la naranja, la manzana y las lentejas. Beber café caliente. Hacer ejercicio. Hacer un masaje en el perineo. Ponerse en cuclillas. Masajear el vientre. Beber mucha agua. Y quizás podemos utilizar supositorios o medicamentos que ayudan casi en el acto.
Pero ¿cuándo podemos hablar de estreñimiento? Cuando hay menos de tres evacuaciones a la semana. Si las heces son duras, secas o grumosas. Cuando hay dificultad o dolor para evacuar las heces. Si se tiene la sensación de que la evacuación no fue completa.
¿Cómo afecta el estreñimiento al suelo pélvico?
El estreñimiento transitorio afecta al suelo pélvico puesto que el recto es un lugar de paso de heces y no de almacenamiento. Si se almacenan en el recto, se acumulan, por lo que el suelo pélvico se ve sometido a mayor peso que soportar. Además, las heces acumuladas se vuelven duras, por lo que para evacuarlas se requiere de grandes pujos en apnea y mucho esfuerzo con aumento de presión en el suelo pélvico, lo que lo debilita. Si el suelo pélvico se halla debilitado, no podrá realizar sus funciones correctamente. Y recordemos que podemos acelerar o presentar un prolapso (descenso de las vísceras)
El estreñimiento, si no se trata, se vuelve crónico muy rápidamente, por lo que los problemas nombrados anteriormente van a empeorar, además de aparecer otros nuevos, tales como las lesiones en la mucosa anal o la presencia de hemorroides.
En las mujeres, el recto y la cavidad vaginal están muy cercanos. Cuando existe estreñimiento, es decir, no se puede vaciar el intestino adecuadamente, las heces quedan por tanto retenidas en el recto, concretamente en la ampolla rectal. Cuando las heces se acumulan en esta zona, el recto se apoya contra las paredes vaginales, y esta estructura debe soportar mayor peso. Esto puede debilitarlo y generar problemas como incontinencia urinaria o prolapsos. Aunque la ampolla rectal tiene cierta flexibilidad, cuando se da el estreñimiento puede perder su capacidad para contraerse y expulsar las heces. Si no se acude al baño cuando se precisa, se pierde el reflejo defecatorio y se sigue acumulando peso en la zona, afectando la angulación correcta para la defecación y al suelo pélvico.
¿Por qué el estreñimiento estimula la incontinencia urinaria? A grandes rasgos, existen dos razones fundamentales. La primera de ellas es que la realización de esfuerzos para conseguir las evacuaciones conlleva un mayor debilitamiento de la musculatura pélvica. La segunda consiste en la compresión y el agrandamiento de la ampolla rectal ante las complicaciones para defecar. Ésta se distiende pudiendo afectar a la vejiga alterando la posición anatómica y/o comprimiéndola.
En términos generales, el estreñimiento puede afectar tanto al vaciado como al llenado de la vejiga urinaria, pues la compresión mecánica del recto lleno de heces, sobre la pared posterior de la vejiga, origina disminución de la capacidad, urgencia, incontinencia y aumento de la frecuencia y además, cambios en la fisiología.
Por todo ello, recomiendo no perder de vista al estreñimiento, no darle tregua. Muchas veces he observado que las pacientes admiten que son así y que no pueden hacer nada más. Se trata de coger, de escoger, mejor dicho, buenos hábitos y de buscar soluciones (fruta especial, semillas…) hasta encontrar aquella que nos funciona.
¡Guerra al estreñimiento! Para tener una buena calidad de vida, para vencer el vaginismo y para mejorar nuestra salud del suelo pélvico.