Después de 50 cursos grupales hechos, puedo hablaros de sus características principales y de los múltiples beneficios que he visto que tienen, para las pacientes y para mí, ya que sigo aprendiendo sin parar. Fue una idea que me apareció durante la pandemia, con gran ilusión y sobre todo para poder crear una dinámica diferente de las sesiones individuales y dar unos costes económicos más económicos

Es verdad que, en un principio cuando alguien me solicita información e informo de las diferentes modalidades que puedo ofrecer para realizar el tratamiento, hay mujeres que tienen temores acerca de decidirse por el grupal.  Cuando pregunto sobre sus dudas, siempre me contestan que puede ser por la vergüenza de hablarlo en público, o sobre si será tan efectivo como la terapia individual. Algunas sienten recelo, por si se va a entrenar frente a la pantalla, mostrando alguna parte íntima y nada más lejos de eso sucede en mis cursos, aunque sí que puede suceder que haya una desnudez emocional.

Vamos a analizar 5 de los principales factores que identifican a los cursos grupales.

1.-Se habla con alguien, quizás por primera vez. No todas las mujeres, tengan la edad que tengan, han hablado con alguna persona, sobre su problema. La gran mayoría no lo han hecho, así que encontrarse en una reunión online y hablar sobre ello, les es sumamente beneficioso y curativo. Hablar, contarlo, ya cura. Además, se suma el hecho de conocer a mujeres de diferentes países, con lo cual enriquece todavía más la experiencia.

2.-Se conoce a otras mujeres que lo sufren, se les pone cara y voz. Por la misma razón de no haberlo hablado nunca con nadie, no conocen a nadie más con esta afección y el hecho de ver en la pantalla a alguien que explica exactamente lo mismo que les sucede, forma parte ya de una apertura hacia la sanación, debido también a darse cuenta de que no se es rara y de que existen muchas otras mujeres con el mismo problema.

3.-Se escucha a una misma, en voz alta, hablando sobre lo que le sucede. Efectivamente es como una autoafirmación del deseo de solucionarlo y una valentía, nunca antes gestionada. Escribir un problema, decirlo en voz alta o contarlo, forma parte del tratamiento. Lo que se calla, no existe, lo que se habla se asume.

4.-Se autoobliga a explicar entrenamiento y avances, una vez a la semana, durante cinco semanas. Es el auténtico compromiso, ya que cada fin de semana en sábado o domingo a las 8 de la tarde hora española, hay que “dar el parte” de cómo ha ido la semana, de los avances, de las dudas, de las incidencias. Por lo cual hay que entrenar cada día, para poder explicar los avances y demostrar que se trabaja, a una misma y a las demás. Esta “presión” es buena, es positiva y consigue muchos avances personales. Hay ganas de comentar que ya se ha pasado de un dilatador a otro mayor y desde luego, de que ya se ha conseguido introducir un tampón, hacer una revisión o tener una penetración. Hay una gran ilusión al poder compartir, incluso cuando no se ha conseguido es como una petición de ayuda, para hacerlo.   

5.-Se comparte el peso emocional de todo un grupo, al sentirse parte de él, con la devoción también de ayudar a las demás. Desde la primera sesión, se siente una empatía y una complicidad global, así que cualquier cosa que le suceda a la compañera, se comparte con la mejor disposición hacia la positividad. Me emociona mucho, cuando alguna chica explica algo, ya sea bueno o malo, ver corazones en la pantalla o frases de ayuda y de amor hacia ella. Puede ser un “ya lo he conseguido” o “lo hemos dejado con mi pareja”, que aparecen palabras o símbolos de apoyo por parte de las compañeras.

Algunos grupos hasta se ponen un nombre que las identifica y se unen, formando un chat de WhatsApp, para poder hablar entre ellas durante la semana.  Siempre sucede que algunas se identifican más con una compañera, ya sea por ubicación, edad o sintomatología, así que se crean grupos de apoyo, de manera instantánea y muy eficaces. Conozco algún grupo que, tras dos o tres años, aún van contando sus vivencias con ilusión.  Se creó un verdadero vínculo que seguirá para siempre.

Diríamos que la trayectoria de un grupo pasa por diferentes fases:

.- La presentación. Sería esa primera vez que se ven en la pantalla, mientras explican de donde son, su edad y lo que les sucede. Al final de la primera sesión, suelo notar que ya se ha creado un pequeño vínculo y que hay deseos de volver a la siguiente semana, para continuar forjándolo. Se palpa ilusión, motivación y apoyo. Es esa primera vez, que va a marcar la amistad.

.-El desarrollo. Durante 5 semanas, cada una de las participantes, se enfrenta primero a ella misma y después al resto del grupo, explicando cómo avanza, lo que ha podido conseguir, las dudas que tiene y las preguntas sobre cómo continuar. Puede ser que haya algunas que van más rápidas que otras, pero lo cierto es que no es una carrera hacia la meta, sino un conocimiento del propio cuerpo en busca del objetivo. Y todo ello, en grupo.

.-El desenlace. La última sesión de las cinco, siempre es una despedida algo sentida.  Nos hemos acostumbrado, yo misma incluida, a vernos, a conocernos.  Hemos llorado i reído juntas y ha llegado el momento de decirnos adiós, por lo menos del curso.  No todo el mundo llega de igual manera a este final, pero todo el mundo ha conseguido máximos, respecto a los objetivos. Siempre les digo que no es un adiós y seguimos escribiéndonos o hablando, incluso durante años. 

Lo que puedo decir de los cursos es que son muy efectivos, entrañables y empáticos.