Hay pacientes que siguen un entrenamiento guiado y lo van realizando sin demasiados baches, llegando a resolver el vaginismo en muy poco tiempo y de manera fluida y positiva.  En cambio, otras  alargan el tiempo del tratamiento, eternizando la resolución y además  lo viven de forma triste o negativa.
He podido comprobar que las personas tenemos diferentes maneras de resolver nuestros problemas y también diferentes modos de realizar nuestras acciones  y creo que es por eso que  posiblemente no llegamos a ser tan buenas en nuestros propósitos.  Resulta de gran utilidad, pedir ayuda para seguir el tratamiento de forma eficaz.  
Cualquier objetivo que tengamos, debe reunir unas condiciones para tener éxito: enunciarlo de forma positiva, que dependa de mí, que sea fechable y medible, que sea específico y que sea ecológico. Un ejemplo de todo ello, en el caso del tratamiento del vaginismo sería.
“Voy a  trabajar a diario, para solucionarlo” en vez de «No quiero sufrir más este problema»
“Voy a seguir todos los pasos que demuestran la eficacia del tratamiento, y me funcionará” en vez de «Las demás han podido pero yo no sé si lo conseguiré»
“Quiero tenerlo solucionado el día de mi cumpleaños” en vez de «Ya veremos si lo consigo pronto, o no»
“Una vez resuelto, me permitirá poder hacer revisiones ginecológicas, ponerme tampones o copa y tener relaciones con penetración” en vez de «No sé si podré conseguir que me deje de doler»

Una vez ya tengo mi objetivo formulado en positivo, será mucho más fácil trabajar cada día para conseguir hacerlo realidad.  Ahora bien, si esto no resulta así de fácil, probablemente estemos necesitando la ayuda puntual del coach, para que, de forma determinante, nos guíe.  Lo ideal es reconocer en qué momento nuestro comportamiento pide ayuda. Así que voy a repasar cinco comportamientos que indican que estás necesitando un apoyo para continuar por el camino de conseguir tu deseo, que en el fondo no tiene nada que ver con el vaginismo, es decir que sería igual en otro tipo de objetivo, como hacer un curso o sacarte el carnet de conducir.

.-No entrenas cada día y no es tanto por falta de tiempo sino porque te asaltan pensamientos tales como: “Noto que no avanzo y estoy desanimada.  Quizás mañana tenga mejor día”. Es bastante típico en la mujer desanimada que, en vez de proponerse esforzarse a diario, le eche la culpa a que ella no sirve y debido a su baja autestima, no cree que lo que haga, surja efecto. Aquí el coach, con sus preguntas, hará relucir dónde está el verdadero problema, si es una mala organización en cuanto al momento escogido para entrenar, o bien un estado depresivo puntual.

.- Te saltas sesiones presenciales o bien online, porque crees que estás estancada y temes no dar la talla. Sucede también que se deja de acudir a sesiones pensando que “no se ha avanzado tanto” como para acudir a la terapeuta. Ha faltado entrenamiento quizás, entendimiento sobre cual es el camino del tratamiento o un deseo débil de avanzar. Tu fisioterapeuta te puede ayudar. Un coach, con sus preguntas puede hacerte ver si a tu motivación le está faltando algún elemento crucial para seguir el tratamiento.  

.-Dejas de entrenar porque estás estresada por el trabajo. Puede suceder que, en algún momento, por ejemplo, antes de vacaciones, el trabajo exija una dedicación mayor, pero si se tiene presente la prioridad del tratamiento, no se abandonará totalmente, hasta encontrar un momento mejor.  Una de las magias del resultado final, es la decisión a seguir directo desde el momento que se comienza, hasta que se acaba. El coach, con su estrategia, hará que tú misma te des cuenta del por qué te está frenando.

.-No sigues las pautas del tratamiento. Leíste el primer día El Cuaderno de la Vaginista y te quedaste con una idea general, que posteriormente ha dado lugar a tu manera de entrenar. Por mucho que la terapeuta te repase los pormenores de tu día a día, crees que no tiene tanta importancia y sigues con rutinas que no dan los resultados esperados. Es bastante típico no dar valor a las pautas y siempre es debido, o bien a una manera de ser como muy libre o a no estar atenta al tratamiento establecido por la terapeuta. El coach puede sacar a relucir a qué se debe tu estado libertario, que no te está dando tan buenos resultados.

.-Consideras que el tratamiento no tiene alicientes. En ocasiones veo pacientes que vienen a la sesión sin ánimos, como si no les interesara, cuando por muchas razones y diferentes en cada caso particular, se juegan muchas cosas, si no lo resuelven. Ese desánimo, esa falta de motivación, de decisión hacia el resultado final, es debida a alguna razón, que el coach puede hacer que descubras.

Estos son algunos síntomas de que quizás estás necesitando ayuda en el camino y no me refiero al tratamiento en sí, que eso ya te lo ofrece la fisioterapeuta, pero hace ya años que detecté la necesidad de abordar también el aspecto de la motivación en el tratamiento y por ello me formé, para ofrecer también el abordaje desde el coaching. Si un día escribiste un correo pidiendo solución a tu vaginismo, bastante desesperada, con argumentos potentes para desear solucionarlo, sintoniza con ese correo tuyo y avanza hacia tu objetivo.