-La limpieza del instrumental
-La correcta postura para entrenar
-La periodicidad del entrenamiento
He comprobado que pequeñas cosas, casi aparentemente sin importancia, pueden influir en el tiempo y la eficacia del tratamiento del vaginismo. Por ejemplo, la higiene de los utensilios. La limpieza está muy arraigada en las pacientes sobre todo a la hora de tratar los dilatadores a diario, el vibrador, las balas vibradoras y el lugar de almacenaje. Pero no siempre se hace bien. Vamos a repasar la mejor manera de hacerlo.
Si pensamos en el proceso del entrenamiento, lo primero que va a suceder es que tengamos que hacernos el masaje con el dedo pulgar en la entrada de la vagina. En nuestra sociedad actual, hay mujeres que llevan las uñas muy largas y lo ideal sería que se las cortaran. Así que las manos deben lavarse antes, de manera rigurosa y con un buen secado posterior. Y lo ideal sería que también las zonas íntimas estuvieran limpias de restos de pipí y de flujos, por ejemplo. Podemos hacer un lavado rápido o utilizar unas toallitas húmedas.
Al ponernos el aceite, lo haremos repartiéndolo primero por toda la vulva, para después detenernos en la entrada de la vagina. Algo importante que deberíamos hacer, como un gesto automático, sería limpiar el aceite restante en la boca del frasco. Esto me lo dijo una especialista de Alquimia. Y ahora vendría el turno de los dilatadores. Lo mejor es que al haber sido utilizados, se laven con jabón íntimo, se sequen con una toallita y se dejen a temperatura ambiente unos minutos, para asegurarnos de que no quedan restos de humedad. Hecho esto, se guardarán de manera higiénica, en su estuche o envueltos en un paño limpio.
El mismo procedimiento lo haremos con el vibrador o la bala vibradora. Recordaremos limpiarlos bien, al final de cada sesión. Algunas veces, si se va con prisa, se dejan usados, para lavarlos más tarde y esto es del todo incorrecto. Estas acciones pueden dar lugar a una infección de orina posterior. Sin pereza, como un protocolo más, haremos lo correcto en cada sesión. Importante, a tener en cuenta, una cosa para cada cosa: aceite hidratante para el masaje y lubricante de gel al agua, para que se deslicen los dilatadores y el vibrador en el canal vaginal.
Algo también importante es la postura, tanto para el masaje como para dilatar. Es curioso como cada persona escoge aquello que cree haber entendido, o bien lo más cómodo para ella. La mejor postura en un inicio, es la de tumbada en la cama con las piernas separadas y las rodillas bien dobladas. Es la manera de que la pelvis se encuentre en un plano favorecedor para la manipulación de la zona. Vamos a repasar algunas posturas usuales, que no son para nada recomendables. Una sería la de estar con las piernas estiradas y muy juntas. Así es muy difícil que pueda entrar un dilatador o un vibrador. Suele escogerse como acto de protección, ya que las piernas abiertas y dobladas, dan la sensación de vulnerabilidad. Pero si se hace correctamente desde el principio, la persona se puede acostumbrar a ello, sin problemas, dando así pie a una estupenda manera de entrenar. Siempre recomiendo que si hay cierto temor a que el dilatador o el tampón no pueda salir, la mejor manera es ponerse de cuclillas, ya que así será muy rápida la extracción.
Me han contado posturas muy particulares, como sentada en una la silla con las piernas encima de la mesa del comedor, o simplemente en la cama, pero sentadas y con las piernas juntas. Algo similar es sentadas en el retrete. Y algo frecuente también sobre todo en los inicios, es ponerse los dilatadores de pie, lo cual nos será útil más adelante, pero no como único modo de ponerse un dilatador.
Y ahora deberíamos hablar de la periodicidad, del ritmo y el tiempo de las sesiones en casa. Lo ideal es entrenar a diario, a poder ser a la misma hora. Importante la actitud de buen grado, de ilusión por hacer un buen trabajo, frente a la negatividad de tener que hacer algo impuesto, con pocas ganas. Poco a poco al ver que se va ganando confort y dilatación, la motivación aumenta y se mejora la actitud, pero debe ser algo importante a revisar en cada sesión ¿Cómo estoy? ¿Me apetece? ¿Qué voy a ganar con ello? Debemos recordar que todo suma y todo resta. Yo diría que el lema tendría que ser “esto, ahora es lo más importante para mí y le doy la máxima prioridad” Cada día, masaje (antes de cada dilatador) dilatación y vibración.
He podido comprobar a lo largo de los años que cuando se empieza el tratamiento, lo mejor es, dedicarle el tiempo necesario y terminar lo más pronto posible. Todo lo que sea ir retrasando el proceso, va a perjudicar mucho el resultado final.
Compromiso, disciplina y alegría, son tres palabras para escribir por toda la casa o en nuestra parcela de intimidad.
3 buenas prácticas para mejorar tu tratamiento del vaginismo
-La limpieza del instrumental
-La correcta postura para entrenar
-La periodicidad del entrenamiento
He comprobado que pequeñas cosas, casi aparentemente sin importancia, pueden influir en el tiempo y la eficacia del tratamiento del vaginismo. Por ejemplo, la higiene de los utensilios. La limpieza está muy arraigada en las pacientes sobre todo a la hora de tratar los dilatadores a diario, el vibrador, las balas vibradoras y el lugar de almacenaje. Pero no siempre se hace bien. Vamos a repasar la mejor manera de hacerlo.
Si pensamos en el proceso del entrenamiento, lo primero que va a suceder es que tengamos que hacernos el masaje con el dedo pulgar en la entrada de la vagina. En nuestra sociedad actual, hay mujeres que llevan las uñas muy largas y lo ideal sería que se las cortaran. Así que las manos deben lavarse antes, de manera rigurosa y con un buen secado posterior. Y lo ideal sería que también las zonas íntimas estuvieran limpias de restos de pipí y de flujos, por ejemplo. Podemos hacer un lavado rápido o utilizar unas toallitas húmedas.
Al ponernos el aceite, lo haremos repartiéndolo primero por toda la vulva, para después detenernos en la entrada de la vagina. Algo importante que deberíamos hacer, como un gesto automático, sería limpiar el aceite restante en la boca del frasco. Esto me lo dijo una especialista de Alquimia. Y ahora vendría el turno de los dilatadores. Lo mejor es que al haber sido utilizados, se laven con jabón íntimo, se sequen con una toallita y se dejen a temperatura ambiente unos minutos, para asegurarnos de que no quedan restos de humedad. Hecho esto, se guardarán de manera higiénica, en su estuche o envueltos en un paño limpio.
El mismo procedimiento lo haremos con el vibrador o la bala vibradora. Recordaremos limpiarlos bien, al final de cada sesión. Algunas veces, si se va con prisa, se dejan usados, para lavarlos más tarde y esto es del todo incorrecto. Estas acciones pueden dar lugar a una infección de orina posterior. Sin pereza, como un protocolo más, haremos lo correcto en cada sesión. Importante, a tener en cuenta, una cosa para cada cosa: aceite hidratante para el masaje y lubricante de gel al agua, para que se deslicen los dilatadores y el vibrador en el canal vaginal.
Algo también importante es la postura, tanto para el masaje como para dilatar. Es curioso como cada persona escoge aquello que cree haber entendido, o bien lo más cómodo para ella. La mejor postura en un inicio, es la de tumbada en la cama con las piernas separadas y las rodillas bien dobladas. Es la manera de que la pelvis se encuentre en un plano favorecedor para la manipulación de la zona. Vamos a repasar algunas posturas usuales, que no son para nada recomendables. Una sería la de estar con las piernas estiradas y muy juntas. Así es muy difícil que pueda entrar un dilatador o un vibrador. Suele escogerse como acto de protección, ya que las piernas abiertas y dobladas, dan la sensación de vulnerabilidad. Pero si se hace correctamente desde el principio, la persona se puede acostumbrar a ello, sin problemas, dando así pie a una estupenda manera de entrenar. Siempre recomiendo que si hay cierto temor a que el dilatador o el tampón no pueda salir, la mejor manera es ponerse de cuclillas, ya que así será muy rápida la extracción.
Me han contado posturas muy particulares, como sentada en una la silla con las piernas encima de la mesa del comedor, o simplemente en la cama, pero sentadas y con las piernas juntas. Algo similar es sentadas en el retrete. Y algo frecuente también sobre todo en los inicios, es ponerse los dilatadores de pie, lo cual nos será útil más adelante, pero no como único modo de ponerse un dilatador.
Y ahora deberíamos hablar de la periodicidad, del ritmo y el tiempo de las sesiones en casa. Lo ideal es entrenar a diario, a poder ser a la misma hora. Importante la actitud de buen grado, de ilusión por hacer un buen trabajo, frente a la negatividad de tener que hacer algo impuesto, con pocas ganas. Poco a poco al ver que se va ganando confort y dilatación, la motivación aumenta y se mejora la actitud, pero debe ser algo importante a revisar en cada sesión ¿Cómo estoy? ¿Me apetece? ¿Qué voy a ganar con ello? Debemos recordar que todo suma y todo resta. Yo diría que el lema tendría que ser “esto, ahora es lo más importante para mí y le doy la máxima prioridad” Cada día, masaje (antes de cada dilatador) dilatación y vibración.
He podido comprobar a lo largo de los años que cuando se empieza el tratamiento, lo mejor es, dedicarle el tiempo necesario y terminar lo más pronto posible. Todo lo que sea ir retrasando el proceso, va a perjudicar mucho el resultado final.
Compromiso, disciplina y alegría, son tres palabras para escribir por toda la casa o en nuestra parcela de intimidad.