Algunas pacientes me preguntan en algún momento avanzado de su tratamiento, si pueden ya “probar” a tener penetración. Las ganas y el tiempo que llevan esperando, hace que se impacienten y quieran arriesgarse.  De hecho, podemos pensar que no pasaría nada por ir probando hasta que se consiga, pero está demostrado que precisamente una primera vez fallida, con el tratamiento comenzado, puede desanimar muchísimo a la pareja.  No pasaría nada si se lo tomaran como una prueba simplemente y pensaran “Ah, bueno, aún no puedo … debo trabajar más”.  Pero la realidad es muy diferente y sus pensamientos van más en la línea de “otra vez he fallado, y eso que ahora me entra el dilatador grande… creo que nunca voy a poder”.  Es por eso que suelo recomendar que esperen a que todos los signos nos conduzcan a la “VICTORIA”, de un modo inequívoco.  Es decir que cuando doy el alta, estoy segura de que no va a haber ningún problema con la revisión ginecológica, la penetración y la copa menstrual, porque el tampón ya se lo han podido poner mucho antes.

Después estarían las pacientes que “no se fían” y no quieren probar hasta pasado un tiempo y casi tengo que ser yo la que empuje, la que anime, convencida de que todo irá sobre ruedas.  Y también las que te dicen que su chico es muy grande y que la medida del dilatador de mayor tamaño, resulta pequeño al lado del pene. Si fueran probando, ensayando, trabajando juntos, lo conseguirían, pero no ha lugar para un nuevo fracaso, así que en estos casos recomiendo seguir dilatando con tamaños XXL, comprados o fabricados en casa con verduras (pepino o calabacín). Una vez comprueban que el tamaño es el mismo que el de su chico, ya se fían y prueban la penetración, que con seguridad será de lo más exitosa.

¿En qué me baso para dar el alta? En que mi serie de coordenadas alcanza su lugar en los gráficos.   Vamos a ver a qué me refiero, con los siguientes puntos.

Masaje

.Cuando la paciente puede hacer un automasaje con el dedo y ya ha alcanzado una buena sintonía con ella misma, superando la sensación desagradable del principio y lo puede hacer con dos dedos o más.  Aprovecho siempre para decir que este gesto debería hacerse antes de cada dilatador, dedicando unos minutos a que el aceite penetre y a dar así elasticidad a la piel. Es muy importante la hidratación tanto externa como interna.

.Cuando la terapeuta puede realizar un masaje primero con un dedo, abarcando toda la cavidad vaginal, de manera libre, una vez las contracturas han desaparecido y el tono muscular ha sido normalizado. La paciente se siente cómoda, sin temor y sin molestias, también con una piel sana sin escozor ni picor.  Se calibra también la actitud de su cuerpo, el lenguaje no verbal.

Dedos

.Cuando la paciente puede poner su dedo en la entrada de la vagina, girarlo e introducirlo, sin molestias ni sensaciones desagradables. Puede llegar incluso a poner dos o tres dedos.

.Cuando la terapeuta consigue introducir uno y dos dedos con relativa facilidad, calibrando el grado de comodidad de la paciente por sus palabras y su lenguaje no verbal.

Tamaño del dilatador.  La paciente puede introducir el dilatador más grande de su kit, sin molestias ni tensión. Si se considera que necesita entrenar con uno más grande, pasamos a un XXL.

Kegels

Cuando el perineómetro (sirve para medir la actividad muscular del suelo pélvico y para el entrenamiento de dichos músculos) sube satisfactoriamente ante la presión vaginal que ejerce la paciente y sobre todo baja completamente.  Personalmente recomiendo los ejercicios de Kegel porque permiten entrenar una musculatura que más que estar fuerte, está agarrotada, sin fuelle, sin capacidad de abrir ni cerrar.Esta práctica, usada correctamente para lo que necesitamos mejorar, no me ha generado más tono muscular en contra de la idea que se pueda tener, ya que mucha gente cree que la mujer con vaginismo tiene la musculatura muy fuerte.

Epi-no

Si se introduce con facilidad y se soporta con relativa comodidad durante unos minutos en diferentes puntos, aumentando progresivamente la dilatación hasta llegar al final requerido, siempre con confort aunque es normal que se sienta la presión.

 Masajeador interno

Cuando ya se puede usar con los diferentes ritmos discontinuos, tanto en la entrada como en el interior de la vagina y dejarlo durante un buen rato (10 ó 15 minutos) sin molestias.

Posturas

La paciente se siente relajada insertando el dedo y los dilatadores en cualquier postura, sea de pie, estirada o en cuclillas.

Comodidad

Cuando en todas las facetas del entrenamiento se siente cómoda y sin agobios.  El comportamiento de la paciente del primer día a los últimos, no tiene nada que ver. Su confianza e incluso su motivación le generan empoderamiento y decisión.

Tiempo requerido

Los últimos entrenamientos acostumbran a ser más cortos en cuanto a la inserción de los dilatadores y en cuanto a los masajes. Es decir, que no cuesta casi nada poner el dilatador y se usa el tiempo restante en masajear para dar elasticidad y dilatación de la entrada, así como en hacer ejercicios que puedan ser útiles a la paciente concretamente (hipopresivos, tronco de propiocepción, kegels escalonados, dilatadores anales, cuadrupédicos, control postural…)

Confort posterior

Cuando ya no se sienten sensaciones molestas internamente ni en la piel, como quemazón, escozor o picor. Así como al principio de las sesiones, se “nota” la zona tratada, al llegar al alta, no se sienten sensaciones molestas, que recuerden el trabajo

Estas serían mis coordenadas para dar el alta de manera segura, entendiendo lo que he descrito al principio de este artículo, el por qué y las consecuencias de sentirse de nuevo ante un acto fallido.  Pero también es cierto que cuando una paciente está muy al final del tratamiento, puede ser que entre sesiones vaya ganando terreno y antes de la última concertada, se siente capaz de tener una penetración, lo hace y lo logra.  Así que nada es cuadrado, ni blanco, ni negro.  De todos modos, al recibir muchos whatsApps pidiéndome consejo o más bien la opinión, sobre si probar en el próximo fin de semana, he creído necesario hacer este manifiesto, mi personal manifiesto, para orientar a mis pacientes.  No quiere decir no obstante que TODOS estos puntos que he descrito tengan que cumplir al cien por cien su cometido, puede ser que alguno esté un poco más flojo, pero en general no debe ser más que uno.    

Pero lo principal para tener penetración, es el deseo, las ganas y la confianza. Y así lo demuestran algunas historias que me han contado de primera mano, personas a las que investigué y que habían tenido problemas al casarse, porque no podían conseguir la penetración.  Estamos hablando de testimonios de los años 50. Me contaban los maridos que a base de paciencia, masajes con el dedo en la entrada y la firme convicción de que la vagina terminaría abriéndose, conseguían su objetivo al cabo de un año, dos o tres. El vaginismo ha existido siempre y en todo el mundo.  Solo se necesita habilidad y si añadimos información, será mucho mejor y más corto el proceso.