Las mujeres que padecen vaginismo, ya sea primario o secundario, se enfrentan a la búsqueda de soluciones, de distintas formas.

-Vienen derivadas a fisioterapia por su ginecólogo. Esta vía les da confianza ya que cuando un profesional recomienda a otro, tiene mucho peso.

-Llegan recomendadas por una amiga. Si la amiga ha hecho el tratamiento y le ha resultado positivo, el boca, a boca da mucha confianza.

-Han encontrado ayuda en las redes (web, Instagram, Facebook, podcasts) En estos medios abundan los testimonios y las experiencias ayudan a decidirse.

Cuando se ponen en contacto solicitando información, se puede ver claramente el perfil de la persona y se va perfilando aún más en los siguientes correos. Podríamos resumirlo de esta forma:

-La que está desesperada y una vez recibe la información, no contesta. Seguramente puede tener dudas y no se decide a preguntar.

-Otra que duda entre tratamiento online individual o grupal. De nuevo estaría bien la consulta, ya que algunas no se deciden a compartir sus experiencias o temen que en el curso deban exponerse de alguna manera a hacer ejercicios, por ejemplo, y para nada es así.

-Las que se frenan por un tema económico, debido a su situación actual. Hay muchas maneras de rebajar el coste, simplemente hay que hablarlo y puedo aconsejar diferentes formas.

-Las que escriben 10 correos preguntándolo todo y dudando de todo. Que si no sé si me irá bien, que a lo mejor no puedo, que si no sé si lo mío es mental. La inseguridad frena mucho.  Son esas terribles preguntas “¿Y si?” que no conducen nunca a la acción.

-Las hay que se acercan buscando ayuda y se alejan y vuelven, como olas en el mar” Estoy desesperada, ayúdame” y seguramente por dudas, no acaban de decidirse. Pueden tener creencias limitantes, miedos o frenos que no les dejan avanzar. Todo ello se debería hablar y analizar, para darle una salida positiva.

Claro está que cada persona es diferente y su personalidad va a gestionar también la manera de afrontar el tratamiento. Cuando lo ves desde fuera, te das cuenta de las diferencias.

Hoy en día tenemos muchas maneras de tomar decisiones, apoyadas en testimonios como lo haríamos a la hora de acudir a uno u otro restaurante, simplemente viendo las valoraciones. Entonces vamos a analizar ahora qué sucede, cuando una mujer busca solución a un tema tan importante para su vida, como es el de tener vaginismo y darle soluciones.

Ya hemos visto de qué manera se acercan a pedir ayuda, viniendo de fuentes muy diferentes, pero con los deseos de solucionarlo. Así que aquí van algunas de las reflexiones que he ido tejiendo a lo largo de mi vida profesional, para no eternizar el inicio del tratamiento.

Yo diría que las dudas pueden venir de:

-Tema económico.

-Miedo a fracasar de nuevo.

-Dudas ante la propia habilidad, de poder tocarse o de seguir las instrucciones para avanzar cada día en casa.

-Dudar de si es el mejor momento personal., como por ejemplo estar de vacaciones en casa con familia.

Una vez hayas analizado que tu vaginismo puede ser tratado de forma física, con fisioterapia, hidratando, desensibilizando, dilatando y utilizando vibración y hayas encontrado a tu posible terapeuta, no dudes más, lánzate y experimenta el tratamiento. No le des más vueltas.  Si lo que te preocupa es el tema económico, busca las maneras de abaratar el tratamiento, por ejemplo, utilizando aceites básicos como el de coco o de almendras, buscando material casero o dividiendo los gastos a principios y a finales de mes. El tema económico, según mis valores, nunca será un freno a que empieces un tratamiento que necesitas.

Si lo que te frena son las vacaciones y la falta de privacidad porque vas a estar con familia o amigos, busca la manera con una gran imaginación y motivación, de trabajar en el baño, por la noche en tu cuarto o en cualquier sitio que puedas sentirte bien. ¿Desde cuando la situación ha de superar al entusiasmo? Si quieres, puedes y si tienes miedo, hazlo con miedo. A lo mejor tienes miedo de fracasar en el tratamiento, porque no eres capaz de poner un dedo en la entrada de la vagina y menos de introducir cualquier elemento en ella. No tengas más dudas, a base de irte exponiendo, podrás acercarte a tus objetivos. Cree en la experiencia, poco a poco y a diario, te irás exponiendo pocos segundos, hasta normalizar tus sensaciones y hacerlas llevaderas en vez de insoportables. Y además puedes contactar con mujeres que ya lo han superado y preguntar de tu a tu, 

Las conclusiones serían que, la persona que es resolutiva en su vida, también lo será a la hora de lanzarse hacia algo que percibe útil para su salud. Es decir, tengo vaginismo, he encontrado una solución avalada por cientos o miles de mujeres y voy a por ello.

Si aun sabiendo todo esto, no te decides, temes, alargas, pospones y no te lanzas a tratar tu afección, es que quizás eres indecisa.  ¿Te pasa en otras áreas de tu vida?