Cómo explorar tu sexualidad después de superar vaginismo

La sexualidad es algo muy particular que cada persona vive a su manera y si intervienen dos, una pareja, todavía es más complejo. En esta entrada estoy uniendo dos palabras, vaginismo que es la imposibilidad de penetración vaginal y sexualidad, que nada tiene que ver con el vaginismo. Solo que en nuestro mundo coitocentrista, parece que, si no se puede tener penetración, no se tiene una buena sexualidad, cuando nada está más lejos de la realidad.  La penetración, o mejor dicho la posibilidad de poder introducirse algo en la vagina, un tampón, hacerse una revisión ginecológica completa, o poder tener una penetración durante el sexo, nada tiene que ver con la sexualidad.

Con esto quiero decir que una cosa es tener un confort vaginal que nos permita hacer todas estas cosas y la otra es disfrutar del sexo. Muchas veces, las mujeres con vaginismo hablan de no poder tener una libertad sexual o de no tener una sexualidad completa, cuando en realidad lo que se pretende con el tratamiento del vaginismo, es dilatar la vagina, desensibilizarla, aportarle elasticidad e hidratación, para poder darle el uso que una desee.

Imaginemos que ya se ha conseguido todo esto, después de un buen entrenamiento.  La pregunta muchas veces es ¿cómo sé que estoy preparada para una penetración? Y la segunda es ¿voy a disfrutar? El coito no deja de ser una continuación del entrenamiento diario, si lo miramos desde el punto de vista de la posibilidad física, es decir, me entran todos los dilatadores y el vibrador y voy a comprobar si es posible introducirme el pene. A menos que nuestra pareja sea mucho más grande que el último dilatador, será posible conseguir la penetración, quizás no en una primera instancia, pero poco a poco ejercitando también y de la misma manera que lo hicimos antes en el entrenamiento, llegaremos a nuestro objetivo. Hay mujeres que ya la primera vez no sienten ningún tipo de molestia y otras en cambio una ligera sensación de disconfort, pero que desaparece enseguida.  

En un principio del tratamiento, la mujer aprende a conocer su cuerpo, visual y sensitivamente, a respirar, aprovechando la expulsión del aire para acompañar aquellos movimientos que más le cuestan.  Una mujer con vaginismo, supera las molestas de masajear la entrada de su vagina con el dedo y mucha hidratación, siendo esta quizás la primera fase y la más complicada. Después va dilatando la vagina con dilatadores o con materiales que le permitan hacerlo de una manera progresiva y cómoda.  La vibración será casi la última parte del entrenamiento y aportará comodidad, elasticidad y relajación. Pero si todo ello se acompaña de una actitud positiva, como por ejemplo visualizar cada día la resolución del objetivo y ponerle fecha de caducidad, se avanza muchísimo más rápido. Todo ello va encaminado a que su vagina admita poder tener una revisión ginecológica indolora, ponerse un tampón si lo desea y tener penetración sin molestias. Muchas lo que desean es ser madres. Esto es algo totalmente funcional, que se consigue con fisioterapia especializada o también, como he dicho en muchas ocasiones, simplemente con información, habilidad y paciencia.

Ahora bien, una vez conseguida la liberación física, gracias a ello damos paso a una parte de la sexualidad que puede ser el coito. Las mujeres que han tenido vaginismo suelen pensar que la penetración les va a dar un gran placer, quizás por lo que han visto, han oído o se han imaginado.  Muchas, llegado este punto, confiesan haberse sentido algo decepcionadas, pues no les ha sido placentero, es decir que están muy contentas por todo lo conseguido, pero habían pensado que sería de otra manera.  Es entonces cuando empiezan a preguntar si es normal “no sentir casi nada” con el pene dentro y que les gustaba más su otra manera de tener sexo, el que tenían antes.  Lo ideal, una vez superado el vaginismo e iniciadas las penetraciones, es investigar como siempre digo también, con una “práctica coital” y no me refiero a hacerlo como un hecho mecánico, muy al contrario, aquí entra toda la imaginación, la excitación, el conocimiento de los dos cuerpos y sus reacciones, disfrutando de una nueva manera de relacionarse.

Las conclusiones serían que una cosa es tener vía libre para hacer lo que se quiera con la propia vagina y la otra es descubrir la propia sexualidad después del vaginismo. La mujer que se relaciona bien con su cuerpo, que ha tenido orgasmos, va a disfrutar investigando. 

Suelen preguntar al terminar el tratamiento ¿cómo voy a saber si puedo hacerlo? ¿qué sucede si no puedo? ¿y si me duele? ¿y si se me cierra de nuevo? Estas son cuestiones que se hacen antes de experimentar la penetración, pero cuando ya han sido capaces, se encuentran con que no fue tal como habían imaginado. 

Hay que tener calma, no decepcionarse y saber que es en ese punto cuando se debe optar por lanzarse a vivir una nueva sexualidad. Algunos consejos para empezar serían:

-Atrévete cuando sientas que lo deseas, sin más.

– Experimenta, dejándote llevar.

– Ponte en modo cuerpo y abandona la cabeza, no pienses.

– Prueba y sigue probando, experimenta lo que va sucediendo.

– No pasa nada si no consigues la penetración completa la primera vez.

– Recuerda, permítete diez penetraciones de práctica.

– Los fuegos artificiales los vas a poner tú, no vienen dados con la penetración.