10 cosas que puedes hacer si tienes vaginismo secundario durante la menopausia

Nunca me han gustado las etiquetas.  Reconozco que son prácticas, que nos centran y que son cortas.  Post parto, menopausia, vaginismo y dispareunia, por ejemplo. Sirven en cuanto a que nos ponen delante de una situación o de una etapa o una patología, pero ni mucho menos pueden ser del todo fiables en cuanto a síntomas o a similitudes.

He escuchado a muchas mujeres hablar de su menopausia y siempre son historias diferentes. Cuando escucho esa palabra, para mi significa el momento en el que cesa la menstruación. “¿Cuándo dejaste de tener la regla?  Mi última regla fue en el 2000 y pico.” Me sitúo y escucho lo que le ha pasado tras ese periodo.  Puede ser que haya sido una etapa fácil, o no del todo complicada, o bien que la haya marcado en cuanto a malestares.  Encontramos síntomas diferentes en cuanto a calores, insomnio, irritabilidad o aumento del peso corporal. No todas las mujeres lo pasan mal después de la menopausia en estos aspectos.  Conozco a muchas mujeres que no tienen sofocos o que no se sienten particularmente nerviosas. Muchas me han dicho “no me he sentido para nada diferente”.

Pero si hablamos de relaciones con penetración, es posible, que, desde algún tiempo, la mujer haya ido notando molestias en la penetración o en las revisiones ginecológicas. Yo diría que en este aspecto sí que coinciden la mayoría de mujeres. Generalmente, en las últimas consultas médicas, ya la han advertido en cuanto a la necesidad de usar lubricante, pero con todo, no le es suficiente para hallar confort. Lo prueban un tiempo, repiten la consulta anualmente en la revisión ginecológica y al no hallar solución, dejan de hacerlo, abandonándose a la suerte, como si se tratara de algo irremediable. Es como si fuera un mal menor, es decir “estoy bien, la citología está bien, estoy sana, no tengo algo malo. Eso sí, me duele la penetración.  Me dicen que me ponga lubricante, pero no me resuelve nada. Y lo de las hormonas, no me apetece”

¿Qué puede hacer esta mujer? Buscar el confort vaginal, devolver a la vagina la hidratación externa e interna, ayudar con una mayor dilatación y sumar la vibración a los cuidados diarios. Es todo un plan de acción, un entrenamiento diario para conseguir buenos resultados. Siempre se consigue una buena resolución, si el trabajo está pautado y guiado.

Vaginismo secundario es aquel proceso en el que poco a poco, se van sintiendo molestias en la penetración o en las revisiones ginecológicas, cundo nunca antes, se habían tenido molestias. Algunas mujeres acuden con varios años previos,   de abstinencia, debido a que no han encontrado soluciones.  Incluso han tenido que oír frases como “seguramente ya no estás tan enamorada de tu marido y es por eso que no sientes placer”.  Son de esas frases que particularmente desearía no escuchar y menos de un profesional de la salud.

A todo ello se pueden unir síntomas de debilidad del suelo pélvico, como incontinencia urinaria o fecal o de gases o, prolapsos (descensos de las vísceras).  Hay mujeres que presentan incontinencia de esfuerzo, es decir que se les escapa el pipí al reír, toser o saltar o bien presentan urgencia, como no llegar al baño más cercano. Los descensos de las vísceras, pueden provocar sensación de peso en el bajo vientre y pueden llegar a ser subsidiarios de cirugía.

El suelo pélvico debe estar siempre controlado, a todas las edades y precisamente en la etapa de la menopausia, todavía más. Podemos ser grandes aliadas de su salud si le tenemos en cuenta. ¿Cómo? He aquí 10 feedbacks y como siempre con ellos, o los escuchas o los tiras a la basura. Mira qué haces con ellos.  ¿Te ha convencido?

1.-Nunca dejes de hidratar la entrada de tu vagina, hasta que tengas 120 años.

2.-No te olvides de hacer ejercicios de Kegel, cada día.

3.- Controla tu estreñimiento.  No te lo permitas. Ni puedes, ni debes.

4.- No hagas ejercicio de impacto. No corras, ni saltes, sobre todo si tienes síntomas de debilidad del suelo pélvico.

5.- Únete a las clases de hipopresivos.  Te van a ayudar muchísimo.

6.- Anota la cantidad de pipís que haces en un día y una noche. Seis o siete serían los adecuados. Si son más, necesitas revisión.

6.- Mantén tu vagina activa. Si no tienes pareja, ejercítala con dilatadores y con vibración.

7.- No dejes tu revisión ginecológica anual.

8.- Mantente informada de todas las actualizaciones sobre suelo pélvico y sexualidad femenina.

9.- Si observas algún tipo de disfunción, acude a tu fisioterapeuta del suelo pélvico.

10.- Considérate la mejor cuidadora de ti misma.