Lo más importante es no detenerse y vamos a repasar los momentos en los cuales se puede dar este fenómeno de bloqueo o de desorientación.

1.- Si te cuesta pasar de un dilatador al otro.  Suele ser normal, pero a veces te puedes detener algunos días en esa transición y eso te molesta mucho, te hace sentir fracasada. Pues bien, recuerda que puedes conseguirlo con un dilatador intermedio.  Eso facilitará muchísimo tu trabajo, ya que la transición será más suave. Puedes hacerlos con velas o con hortalizas, de manera que les das la forma y el tamaño que prefieras. O bien utilizando cualquier utensilio apropiado para dilatar tu vagina.  Muchas mujeres solo han usado este tipo de dilatadores y hay madrinas (esas mujeres experimentadas en el tratamiento) que son verdaderas maestras en este tema, incluso puedes encontrar alguno de mis podcasts con esta información.

2.Si no puedes introducir un centímetro de tu dedo para hacer el masaje. Es de sobras conocido que el tema del dedo es de lo que más cuesta, generalmente. Si te sucede esto, pasado un tiempo considerable, la solución es insistir, porque cuando molesta tanto, es un paso que se salta en el tratamiento y no es nada recomendable, pasarlo por alto.  Recuerda, hidrátate bien e insiste cada día un poco más, ni que sean unos segundos. Puedes también probar en la ducha, cambiar de aceite hidratante, usar una balita vibradora antes y buscar posturas facilitadoras, como probar de pie.

3.- Si estás en un curso grupal y las demás han avanzado más que tú. Cada persona tiene su ritmo y no se trata de hacer una carrera, sino de participar en el curso, de trabajar todo lo que se pueda, de aprender del propio grupo y de sentirse parte de él. Investigar qué es lo que te frena, te hará obtener mejores resultados. Lo más frecuente es que no te puedas introducir los dilatadores, que te entre nerviosismo antes de empezar la sesión (temblor de piernas, tensión general) y siempre se soluciona con tenacidad y positivismo. Puedes también contactar a diario, si hace falta, con la terapeuta, para que te ayude a superar ese bache.

4.- Si tienes pensamientos negativos, tipo “no lo conseguiré” “debo tener algo físico que me impide” “quizás con los dilatadores sí, pero no podré en vivo y en directo”.  Es muy positivo detectar esos sentimientos y si realmente se suceden con frecuencia, debes buscar ayuda para que desaparezcan y no estén impidiendo el avance. Va a depender del carácter de cada persona, obviamente, pero en el tratamiento hay que ser productivo y empoderarse, en vez de sentir lástima por una misma.  Pueden ayudar muchísimo las madrinas.

5.- Si te sientes irritada en la entrada de la vagina y no puedes entrenar como antes.  La molestia hace que no desees trabajar sobre la zona y en muchas ocasiones no encuentras los recursos para encontrar una solución. Suele pasar, que se van probando algunas cremas, sin encontrar la adecuada.  Lo principal será cambiar de aceite hidratante, buscar alguno muy natural y no parar hasta encontrar el adecuado.  O bien utilizar algunas pomadas específicas de la farmacia. 

6.- Si sientes ardor importante.  Una cosa es estar irritada y la otra sentir ardor, al introducir el dedo o el dilatador. Generalmente si esto sucede es por falta de hidratación.  A lo mejor no estás haciendo este paso adecuadamente o con la constancia que se requiere y aconseja. Antes de tirar la toalla, hidrátate cada día un par de veces, con masaje incluido y pronto verás los resultados.  No dudes en probar otros aceites, si es necesario.

7.- Si no te gusta tanto el material de tus dilatadores. Hay dilatadores de cristal, de silicona, de plástico y los hay caseros hechos con velas o con hortalizas, o bien utilizando cualquier cosa que se preste a dilatar la vagina. Sobre todo, lo he visto en las sesiones presenciales, cuando doy a probar diferentes dilatadores, hechos de materiales diferentes a los que tiene la paciente y descubre que unos le son más fáciles de introducir que otros.  En ocasiones yo misma le he sugerido un cambio.

8.- Si no soportas la vibración interna. A menudo, cuando pregunto por el uso del vibrador, me dicen que no lo utilizan porque les resulta molesto o que les desagrada. Y es una lástima que no pongan el coraje necesario para habituarse a ello, ya que es de gran ayuda en el tratamiento. Se puede comenzar externamente, seguir con la introducción mínima de un centímetro y así, irse acostumbrando a la sensación.  Se debe conseguir cumplir también este paso, para llegar al objetivo.

9.- Si no tienes tiempo, divide los ejercicios, pero no pares. Es muy frecuente en nuestra vida actual, no disponer de tiempo para una misma, para ir al gimnasio o dedicarse a realizar una actividad. En el caso del tratamiento del vaginismo, sucede lo mismo que, dependiendo del trabajo de cada persona, de las horas que está fuera de casa y de su disponibilidad, puede resultar complicado.  Recordemos que el tiempo no se tiene, sino que se crea y según esta frase tan profunda, podemos darnos cuenta de que la prioridad y las estrategias, van a ser muy importantes, o mejor dicho definitivas. Puedes dividir tu entrenamiento y aunque no lo hagas todo cada día, te sentirás bien programando tu trabajo, sin prisa, pero sin pausa.

10.- Si tienes excusas para no entrenar. Es bien sabido que pueden surgir obligaciones, cada día, que colapsen el entrenamiento.  Es lícito y puede justificar la falta de dedicación. ¿Qué tipo de excusas pueden ser estas? Apúntalas en un papel y te darás cuenta así de lo que te está frenando.  Pueden ser de índole emocional, físico o vital.  Descubre tus excusas.

Y estas serían unas cuantas razones por las que no avanzas en tu tratamiento. ¿Cuál es la tuya? ¿O tienes alguna más? No te detengas, erradica de tu vida cualquier freno hacia tu libertad.