Iniciar bien un tratamiento de vaginismo, ya conlleva un estado mental enérgico y decisivo. Eso es fundamental y en ese momento, no deberíamos plantearnos más que avanzar en todos los pasos, para llegar pronto a la meta y además, con un buen estado de empoderamiento. Después de acompañar a muchas mujeres en el tratamiento, he comprobado que el inicio, lo que empuja a decidirse, es fundamental para la trayectoria del tratamiento. Si se está fuerte, implacable y decidida al cien por cien, se empieza por buen camino. En cambio, si se está débil, sin confianza, no es un buen comienzo. Así que siempre recomiendo sacar esas fuerzas que todas tenemos para salir a galope.
Vamos a suponer que se empieza así de bien el tratamiento, lo cual no quiere decir que no se tengan miedos o creencias limitantes, pero imaginemos que en algún momento pueden suceder algunas cosas que nos puedan desanimar, porqué la vida muchas veces se encarga de ponernos pequeñas trabas, a mi modo de ver, muy enriquecedoras a la larga, aunque hay que tomárselo con filosofía, claro está. No vale pensar eso de “qué mala pata tengo” “solo me pasan a mí, estas cosas”. Es cierto que va a depender mucho de cómo sea la persona, de su capacidad de adaptación, de su resistencia, de su entusiasmo y sobre todo de lo acostumbrada que esté a luchar por lo que quiere. ¡Ahí está la clave! La propia personalidad va a jugar un gran papel en el desarrollo del tratamiento y en la capacidad de sobreponerse a las adversidades. Recordemos aquello de que, si ese día vas a la playa para ver el horizonte, no te distraigas con el vuelo de una gaviota. Otro día irás para ver solo aves.
Si eres una de estas personas que cree no tener demasiada paciencia ante la adversidad, te ruego que no desfallezcas antes de tiempo. He aprendido que siempre hay una primera vez, que nos demuestra los fuertes que podemos ser, así que esta puede ser tu primera vez. ¿Qué tal si te planteas sentir y actuar de forma diferente? ¡Aprovecha y GANA la batalla!!
Voy a enumerar los baches más frecuentes con los que nos podemos encontrar, durante el tratamiento. Un contratiempo frecuente y muy desanimante, suele ser la aparición de cándidas. Puede ser que ya se hayan tenido anteriormente o que sea la primera vez. Si es así, los síntomas aparecen unos días antes de su diagnóstico, como sensaciones inciertas. Puede haber picor, dolor o incluso molestias que no se habían tenido anteriormente, pero que impiden los gestos más sencillos del tratamiento, como hacerse el masaje o introducirse un pequeño dilatador, ya superado anteriormente. Lo más importante es escuchar al cuerpo, parar de entrenar o hacerlo de forma muy suave, tomar medicación y sobre todo probióticos. Esa es la clave para que no se repitan los hongos, los probióticos.
Otra causa de parada en el tratamiento, puede ser la heridita en el centro de la entrada de la vagina, esa “rajita” como la llamamos y que es tan temida por la mujer que tiene tendencia a sufrirla. Es un problema de piel y nos va a ayudar mucho el dermatólogo. Afortunadamente existen hoy en día, algunos productos que pueden favorecer su curación de forma rápida. Recordemos algunas cosas básicas como son el masaje y aceite hidratante que van a ser de gran ayuda. No hay que olvidar tampoco los omegas y los aceites orales, para que nuestro cuerpo tenga ese aporte tan necesario, a todos los niiveles. La solución no es dejar el tratamiento, sino hacer todo aquello que nos llevará a la normalización de la entrada de nuestra vagina y de la mucosa interna, sin molestias desagradables.
Estar estresada por tener mucho trabajo, puede ser un inconveniente para gestionar los tiempos del entrenamiento. Si pasan días sin que podamos trabajar, se irá rebajando el impacto de la rutina y del hábito, dando lugar a una parada. Ese es otro contratiempo inesperado, cuando se está trabajando a diario con ganas y con ganancias reales. Puede pasar que aparezca un trabajo acaparador, unas oposiciones o cualquier situación importante en la vida, que requiera nuestra atención casi absoluta. Si te sucede recuerda esto: El masaje con la hidratación, a diario y a lo mejor más de una vez al día, te puede salvar el tratamiento, aunque no tengas tiempo de hacer nada más.
No hay nada más desesperante que estar haciendo el tratamiento de vaginismo y de manera exitosa, además, y caer enferma o tener que operarse o necesitar hacer reposo casi absoluto. ¡Qué mala pata! Cualquier situación similar va a ser muy mal recibida. Recordemos que la aceptación nos va a ayudar muchísimo, pero quizás podamos hacer el tratamiento por pequeñas partes y no tener así la sensación de que lo abandonamos. Si os sucede, poneros en contacto conmigo, para que os dé algunos trucos, que básicamente se van a basar en aprovechar cualquier pequeño resquicio de normalidad, o bien para el masaje, para los ejercicios o para la dilatación. Aunque sea poca cosa, siempre es mejor, también para nuestra salud mental, del ver que podemos hacer alguna cosa.
He visto también en muchas ocasiones, como la enfermedad o la hospitalización de un familiar cercano, puede afectar al tratamiento, tanto por falta de tiempo como por desánimo en general, por la preocupación. En este caso, podríamos hacer lo mismo que hemos comentado en el párrafo anterior, sobre cómo aprovechar cualquier momento para hacer el tratamiento o parte de él, pequeñas partes que nos recordarán que todo suma. Lo importante es no restar.
¿Y qué podemos decir de los cambios de casa, de las mudanzas? Hay situaciones muy intensas en cuanto a preocupaciones y a desgaste físico, que pueden boicotear en gran manera al tratamiento. Vamos a intentar hacer pequeños pasos del tratamiento y si no se da para más, se para un poco, pero eso sí, con un plazo de tiempo que se va a seguir a rajatabla. Si tenemos una fecha fijada para volver a conectar con normalidad, nos va a ser de gran ayuda. No lo dejemos
Otro clásico que puede entorpecer en gran manera, es la ruptura de la pareja, que ya hemos dicho en muchas ocasiones, que la mayoría de veces no es por el vaginismo exclusivamente. Porqué. aunque esto se sepa, siempre hay una sensación de culpabilidad por parte de la mujer con vaginismo, que la paraliza ante la soledad y no le permite continuar trabajando para curarse. Recordemos que lo más importante es la salud y la necesidad de hacerse revisiones ginecológicas. Solo por esto, ya se debe luchar de forma valiente contra el vaginismo.
Resumiendo, recordemos que:
Tarde o temprano lo vamos a conseguir
No vamos a decaer por los contratiempos
Somos las únicas que podemos solucionarlo