Es muy importante explicar a alguien lo que nos pasa, para normalizar, para quitarle tabú, para liberarnos y para pedir ayuda. Pero parece muy raro que, si nos sucede cualquier cosa que tenga que ver con nuestra salud, o con algo serio e importante, no se lo digamos a alguien cercano, ya sea familiar o amigo y en cambio, tener vaginismo es el secreto mejor guardado. Parece mentira que siendo algo tan importante, que nos preocupa tantísimo, no seamos capaces de verbalizarlo.
¿Te has parado a pensar el por qué no se lo quieres explicar a nadie? Particularmente tengo unas cuantas respuestas, aprendidas de las conversaciones con mis pacientes. Es algo que siempre pregunto al inicio del tratamiento y si es verdad que, en los últimos años, muchas chicas jóvenes me responden que sí, que lo han explicado en su entorno, todavía sigue habiendo un mutismo bastante generalizado.
Las respuestas más frecuentes a por qué no se lo cuentas a nadie son las siguientes:
.-“Porque es algo muy íntimo y me da vergüenza”. Aquí entraríamos en el tema tabú, en la propia sexualidad y es cierto que normalmente no vamos hablando de sexo, pero no se trata de eso, se trata de salud. En vez de imaginarnos diciendo “no puedo tener penetración” qué tal si nos escuchamos decir “no puedo hacerme revisiones ginecológicas”. ¿Verdad que cambia? Estamos hablando de algo muy serio, que es no poder abordar mi vagina para hacerme una exploración.
.-“Porque no lo puedo explicar ahora, después de tanto tiempo mintiendo”. Y si nos preguntamos en qué se miente durante muchos años, podemos ver qué es lo que se responde a los amigos, a la pregunta de porque no tienes hijos (no nos va demasiado bien ahora, por el trabajo…) o qué tal os va íntimamente con tu pareja (muy bien) Muchas mujeres me han explicado situaciones muy embarazosas, por ocultar que tienen vaginismo, como por ejemplo no ir a la playa con las amigas por no poder ponerse un tampón o no cumplir con un trabajo de monitor de piscina, por el mismo motivo. Porque el tema del tampón no tiene desperdicio, tal y como me explicaba una chica en su podcast, sobre una actuación final de ballet a la que no pudo asistir. ¿No es suficientemente serio? ¿No se puede explicar a la mejor amiga o a la madre o a la hermana?
.-Porque lo intenté una vez con una amiga y no me entendió. Puede suceder que, esperando una acogida por parte de la amiga, nos encontremos con una incomprensión hacia el problema. Pero debemos pensar que es por falta absolutamente de información. ¿Cuántas personas conocen qué es el vaginismo? He conocido respuestas de amigas diciendo “¿pero qué dices? ¡Qué raro! No lo entiendo … relájate”
.- Porque creo que solo me pasa a mí. Y este pensamiento viene respaldado por muchas situaciones y algunas tan contundentes como las respuestas de algunos profesionales de la salud como “todo es mental” “intenta relajarte o tómate una copa de vino” Es normal que, ante estas respuestas, te sientas culpable y muy rara, quizás la única en el mundo.
.-Porque creo que es culpa mía y no puedo contarlo. El sentimiento de culpabilidad puede ser muy fuerte, puede paralizar la razón. Es como si no se hubiera hecho lo necesario para solucionarlo, como si se hubiera pasado de largo, sin poner empeño. Van a pensar que no soy capaz.
.- Si no se habla, no existe. Esa es otra de las razones por las que no se habla. En ocasiones se pasa por épocas que se esconde el problema, para no sufrir. Desesperadas por no haber solucionado nada, se toman una licencia por si se arregla solo. Y pueden pasar años así.
.- ¿Por qué no se lo cuentan a los padres? Quizás sería más fácil al principio hablar con la madre, de mujer a mujer, pero nos podemos encontrar con diferentes situaciones que no nos lo permitan, como por ejemplo una madre muy religiosa, que siempre ha recalcado que se debe guardar la virginidad hasta la boda. Si es una chica joven, esa idea la va a frenar y no lo contará. Alguna paciente me ha explicado que llegó a contárselo a su madre, pero que no obtuvo respuesta alguna y nunca más le preguntó por su problema. Otra, que vino a un intensivo, desplazándose de ciudad, se lo contó a sus padres antes del viaje y el padre parecía muy contrariado, diciendo cosas como “siempre has sido muy rara” “esto no le pasa a nadie” y otras cosas por el estilo. Lo bueno fue que, al día siguiente de la primera sesión, el padre la llamó para pedirle disculpas y le dijo que quería él pagar el tratamiento. La llamaba cada día, entusiasmado por sus avances. El también necesito su proceso.
Muchas mujeres me han contado del gran alivio al explicarlo a su madre, que siempre preguntaba por esos nietos que no llegaban.
Y de las últimas historias que he conocido en este sentido, está la de una chica de 30 años que vive con sus padres y a los que nunca les dijo que tenía vaginismo. En su segunda sesión me contó que aún a pesar del freno de la religión, se animó a explicarles su problema y tal como esperaba, la acogida no fue demasiado buena. Pero, me sorprendió gratamente la idea que tuvo mi paciente, al decirles “Bueno, pues vosotros mismos, si seguimos así, nunca seréis abuelos”
Los beneficios de explicarlo son muchos, tales como librarte de un peso, buscar ayuda y muy importante CONTRIBUIR a que se conozca el problema del vaginismo. Cuanto más se hable y más se conozca, más pronto ayudaremos a normalizarlo, con lo que representa obtener más recursos tanto, a nivel profesional como humano.