Vanesa
Cuando vi su nombre en la lista de visitas del día me sonó a persona conocida, y al leer su historia, comprobé que había sido paciente mía hacía 5 años. Leí mi propia letra: «vaginismo solucionado«.
La recibí abierta a cualquier problema que podía hacerla volver.
– Hola Pilar, me traté contigo y solucionamos el problema, pero mi pareja me dejó el mismo día que tuve mi última sesión aquí. Estaba cantado, no te preocupes. Bien, ahora he empezado a conocer a alguien y como no he tenido relaciones desde mi última visita contigo, he pensado que antes de lanzarme quiero asegurarme de que podré tener la seguridad de no fallar.
Me conmovió muchísimo su experiencia, pude ver en sus ojos el sentimiento de culpabilidad, la ira, la desesperación y a la vez la ilusión por su futuro.
Dos sesiones fueron suficientes para volver a entrenar su cuerpo. Quiso volver en dos semanas y su comentario fue:
– ¿Sabes? Voy por la calle, miro a las mujeres y pienso, ¡ya soy como ellas, una persona normal!
Recuerdo nuestra mirada larga, cogidas de las manos y su cálida voz dándome las gracias.