Recibí un correo, hace aproximadamente un año, de una mujer de México. Me pedía ayuda por su vaginismo, explicando el sufrimiento que le causaba esta afección a sus ya cumplidos 40 años y agravado por el deseo de ser madre. Le propuse sesiones por Skype y llegamos a hacer unas 4 en un año, además de comunicarnos también por correo y por WhatssApp.
En algún momento ella se desanimó, pero de repente resurgía con gran energía y consiguió hacer el tratamiento, llegando a poder usar el dilatador más grande, aunque le costaba mucho tiempo conseguirlo cada vez. Aún así, no era suficiente esa dilatación para poder tener una relación completa con su pareja. Con mis mayores deseos de ayudarla y habiendo visto que en verano se solucionaron muchos vaginismos a base de hacer intensivos, le propuse venir a Barcelona. No sé cómo lo hicimos, pero además de tener yo el valor de exponerle mi oferta, ¡ella tuvo el coraje de aceptarla!
“Pilar, solo podré venir 10 días… ¿Crees que será suficiente?”
Y así fue, suficiente para completar la dilatación y conseguir una armonía vaginal suficiente que le diera seguridad y confort.
Mujeres que estáis lejos de aquí, pero tenéis ganas de solucionar vuestro problema: la decisión es necesaria para conseguirlo, ¡empezad a pensar en la chica mexicana! Y lo más bonito es que ella está dispuesta a escribirse con quien lo necesite, solo tenéis que pedírmelo. ¡La tribu funciona!