Algunas pacientes me cuentan en la primera sesión de su tratamiento para el vaginismo, que tienen penetraciones anales, buscando soluciones para normalizar de alguna manera sus relaciones sexuales. Es curioso que no pudiendo tener penetración vaginal, exploran, practican y terminan teniendo relaciones anales. A muchas mujeres no les gusta ni tan solo la idea de pensarlo, ya que hay un rechazo muchas veces de modo innato o bien, si se ha probado, ha resultado doloroso.  Pero es cierto que pacientes con vaginismo me han dicho que han podido hacerlo sin problemas y es por eso, que deseo hablar de este tema, por si ayuda a las mujeres.

Hablemos primero de cómo estimular el esfínter anal de manera placentera y poder así quitar un poco de tabú a la práctica. Hay gente que le tiene miedo, pero quizás explicando un poco los preliminares básicos para el placer anal, podamos verlo de manera diferente. Los mitos también han sido los causantes del rechazo generalizado: que si eres hombre y tienes prácticas anales es que eres homosexual, que es una zona siempre sucia y que, si es un orificio de salida, no es normal que sirva para que algo entre.  En realidad, del sexo oral podríamos decir lo mismo ¿verdad? ya que la boca no sirve para eso principalmente.  Así que sin prejuicios hablemos de la importancia de la higiene, de la lubricación, de comenzar suavemente y con cosas pequeñas y desde luego, con ganas y excitación.

Pero podemos explorar el ano de muchas maneras y ayudarlo a relajarse, siempre que estemos libres de hemorroides. Hay gente, tanto hombres como mujeres que tienen un tono anal muy fuerte, pudiendo dar lugar a molestias importantes.  Lo vemos a menudo en rehabilitación, derivados por otros especialistas, que les aconsejan relajar y saber controlar el tono excesivo.  A algunas pacientes de vaginismo, les recomiendo que relajen o dilaten en cierta manera el ano, para ayudar de forma global a toda la musculatura del suelo pélvico, cuando intuyo que están muy tensionadas en esa zona.  Siempre les extraña un poco de entrada y debo explicar de una manera racional, lo bien que les puede ir.  Y a pesar de que tienen ciertas reticencias, una vez lo prueban se dan cuenta de lo beneficioso que puede resultar.

Vamos a dar algunos consejos para hacernos amigas de nuestro ano.  Podemos empezar hidratándolo externamente primero y haciendo masajes de forma horizontal y vertical, tomándolo como centro. Estiramos la piel suavemente con estas maniobras, de forma amable, pero con decisión. Todo ello, por ejemplo, unos tres minutos, para pasar a hacer ligeras presiones con la yema del dedo, a modo de aprieto y relajo, en la entrada. Recordemos que los ejercicios de Kegel, poniendo énfasis en la zona anal, podrán ayudarnos también a recibir sensaciones y a la vez nos ayudarán con nuestro suelo pélvico. Es decir, cierro durante unos cinco segundos y relajo diez segundos.

¿Qué puede suceder si intentamos entrar un poco con nuestro dedo? Con lubricante al agua, después de haber hidratado la zona con algún aceite, podemos atrevernos a explorar el tono que tenemos, es decir a comprobar si notamos un anillo casi imposible de abrir o por lo contrario, nos resulta fácil acceder. ¿Lo has intentado alguna vez? Eso sí, después de haberlo hecho, nunca deberemos introducir el mismo dedo en la vagina, para no causar una infección por las bacterias de las heces.

¿Qué les va bien a nuestros intentos? Utilizar la relajación y las respiraciones.  Recordemos que debemos inspirar sin movimiento y exhalar cuando estemos haciendo el trabajo de contracción. ¿Qué hay de nuestra curiosidad?  Estamos ejercitando y conociendo nuestro cuerpo, nuestro queridísimo cuerpo y así tendría que ser, con deseo de saber más sobre él.

Nos puede ayudar conocer las diferentes gamas de vibradores, y usarlos tanto interna como externamente.  Podemos empezar con una balita pequeña a modo superficial, simplemente para sentir esa sensación e intentar relajarnos cómodamente, sin temores. Unos cuantos minutos, nos pueden animar a intentar introducirla un poco más, ni que sea un centímetro. La vibración nos va a ayudar a relajar, a desensibilizar y a sentirnos con más ánimos para seguir explorando de otras formas. Por ejemplo, podemos introducir un poco nuestro dedo y notar qué sucede cuando hacemos contracción y cuando relajamos.

Deberíamos también tener en cuenta los beneficios del calor, como gran aliado para ayudarnos con la manipulación de esta zona. Podemos hacer ejercicios dentro de una bañera, o un bidé, o simplemente en la ducha, aprovechando el calor y el vaho.  La mayoría de los vibradores, pueden usarse dentro del agua, actualmente.

El uso de dilatadores anales, también nos va a ayudar en nuestro propósito de proporcionarnos confort.  Podemos tener uno de medida mediana, ni pequeño, ni grande y usarlo unos minutos después de la vibración. Y recordemos que, en el tratamiento del vaginismo, de la imposibilidad o dificultad de penetración vaginal, nos pueden ayudar mucho.

Así hemos visto de qué manera podemos acercarnos a dar primero sensaciones y quizás después placer, a nuestra zona anal.  Si con todo ello nos atrevemos a prosperar con la penetración, recordemos que como siempre, lo importante es sentir curiosidad, desearlo y estar excitada.