.-No tardes en probar un dilatador de mayor tamaño. Es muy frecuente que las mujeres que empiezan el tratamiento con los dilatadores, tardan en empezar con una nueva medida, como si tuvieran que estar muy seguras de que va a entrar. Y yo les digo que cambien la práctica, es decir, que no se trata de que el primer día ya entre más de la mitad, sino de presentarlo a la entrada de la vagina, hacer un poco de rosca, quedarse quietas en “modo pausa”, esperar e ir intentando por lo menos que se quede allí ni que sea un centímetro. Se avanza poco a poco, pero sobre todo en actitud de exposición al miedo, al bloqueo, a la tranquilidad de que “no pasa nada, estoy entrenando y todo está bien”. Así que cada día un pasito más por pequeño que sea y anotarlo en vuestro Cuaderno de la Vaginista, ese documento con un diario y todos los pasos del tratamiento, que es una gran oportunidad comparativa a lo largo de las semanas.
.-Escribe tus miedos uno a uno y pregúntame a mí y a las madrinas. Los miedos frenan, no dejan avanzar, aunque no lo creas y pienses que a pesar de ellos vas trabajando, ejercen un enlentecimiento en el entrenamiento. Miedo a no superarlo, miedo a que vuelva, miedo a no poder entrenar… Lo mejor es escribir los miedos en una libreta o en el Cuaderno de la Vaginista, si ya lo tienes, y buscar las respuestas concretas como respuesta a tu lista. No dejes que tus pensamientos vayan merodeando siempre la misma idea, el mismo miedo, sin darles salida. Por ejemplo: “tengo miedo a volver a tener vaginismo” Respuesta: Se puede volver a tener cierto grado de vaginismo, en un postparto, en la menopausia o después de sufrir infecciones. La ventaja es que sería secundario, más leve y que ya sé cómo solucionarlo.
.-Revisa tu postura para trabajar durante el entrenamiento. Me ha sucedido, que hablando con mis pacientes del tratamiento online sobre todo, he descubierto que algunas de ellas, trabajan en posturas que quizás estarían bien en el tratamiento avanzado, pero no en el inicio. Suelen ser diferentes maneras que les han parecido “adecuadas”, o bien han creído que se debía hacer así. Lo mejor al principio es tumbada en la cama, con las piernas separadas y dobladas. Suele ser beneficioso también poner un pequeño cojín en la zona lumbar para subir la pelvis. Me han explicado que entrenan en posturas diferentes como sentadas en una silla, en cuclillas, y de pie y que no pueden cambiarlas, porque no entran los dilatadores. Así que en el inicio podemos intentar hacerlo de la manera más fácil técnicamente y poco a poco, sí que es recomendable empezar a cambiar la estrategia.
.-No dejes de trabajar por mucho trabajo extra que tengas, sé constante. Otra de las autoexigencias suele ser “o hago el entrenamiento largo o no lo hago”, así que muchos días se queda sin hacer, porque se ha tenido trabajo o porque se tienen compromisos. Pues bien, algo que va a beneficiarnos física y psíquicamente, será tener una lista de pequeñas acciones para días con poco tiempo. Ejemplos: A) Ponerse el dilatador en uso, aprovechando el momento de la ducha. B) Hacerse el masaje en la entrada de la vagina con la primera falange del dedo, durante dos minutos al acostarse. C) Hacer tres repeticiones de Kegel, en el coche o en el bus, en el momento semáforo. D) Realizar tres hipopresivos de pie, después de hacer pipí. Y estos serían unos pocos ejemplos de cómo hacer algunos deberes, en días sin tiempo.
.-No esperes que la motivación dependa de algo externo. Este tema de la motivación, creo que es un gran tema. He comprobado que suele venir de deseos muy claros, como cuando se quiere ser madre, o se tiene miedo al resultado de una revisión ginecológica o la pareja insiste mucho en que se debe solucionar. Pero cuando no hay ningún ejemplo de estos, he podido ver que algunas mujeres alargan los tiempos entre sesiones, eternizando así el tratamiento. Lo mejor es desear solucionarlo para librarnos de la afección, porque nos lo merecemos, porque superar un reto siempre es motivo de empoderamiento, porque todo lo que dependa de una misma al cien por cien, se puede y se debe conseguir. Arrastrar proyectos, los debilita, sin duda. Lo ideal es ir a por todas, intentando que el tratamiento sea lo más corto posible.
.-Ábrete, cuéntalo, conviértete en madrina. El vaginismo es un tema tabú porque tiene que ver con el sexo. Por su culpa no se puede tener un coito, así que da mucha vergüenza explicarlo y que se sepa. Si fuera otra cosa que se relacionara con otra parte del cuerpo o no tuviera una connotación sexual, se explicaría mucho más, o mejor dicho, no se tendría ningún problema para hacerlo. A medida que la paciente comienza a informarse, a leer, a escuchar podcasts con voces de mujeres que ya lo superaron, a participar en tratamientos grupales, a hablarlo con madrinas, a leer reportajes en periódicos o en otros medios de comunicación, comienza a darse cuenta de que es algo muy frecuente y le resta así la importancia que le daba en un principio, cuando pensaba que solo le pasaba a ella. Y para mejorar aún más esta percepción, aconsejo que lo expliquen a familia y amigos sin miedo a ser juzgadas, así como si les apetece, devuelvan lo que han recibido, acompañando a otras mujeres. Todas estas acciones llevarán a facilitar los tratamientos en edades tempranas y a acortar el tiempo del entrenamiento.
–Insiste en el masaje con la primera falange de tu dedo. Generalmente cuesta bastante ponerse el dedo en la vagina. Las pacientes suelen preferir ponerse un dilatador que tocar y notar su vagina. Pero cuando insisto tanto en esta acción, me refiero a introducir solo la primera falange, hacer presión en la entrada hacia abajo, en forma de u o de media luna o incluso hacer el gesto de tocar una tecla en el centro de la entrada. Siempre digo que si supieran lo efectivo que es de cara a avanzar en el tratamiento, se lo tomarían más en serio e intentarían superarlo por todos los medios. Así que: aceite, masaje y dilatador número 1, aceite, masaje y el número 2… y así siempre.
.-Revisa los pasos que sigues en el entrenamiento. Los hábitos y las rutinas pueden ser malos a veces y si no los repasamos concienzudamente, pueden instaurarse durante mucho tiempo, cuando a lo mejor, haciendo pequeños cambios, resultan más efectivos. Pasos a revisar: algunos de ellos serían el inicio, la postura, el momento, la intimidad, la luz, el entorno, la pauta y el orden de los deberes. Puede ser que unas simples respiraciones al principio y crear un ambiente para empezar el ritual, sea suficiente para cambiar nuestra actitud hacia el entrenamiento. Pregunta sobre cualquier duda que tengas al respecto.
.-Tómate en serio lo de conocer tu cuerpo. Es muy importante haber empezado el viaje hacia la resolución del vaginismo, con un espejo y mucha curiosidad para conocer nuestra vulva y la entrada de la vagina. Es uno de los pasos más importantes que se dan en el tratamiento, el autoconocimiento. Muchas mujeres reconocen que saben más su cuerpo, que sus amigas que no han tenido vaginismo. Conocerse aporta seguridad, ganas de entrenar y esperanza en conseguir la resolución lo más pronto posible.
.-Normaliza tu vaginismo. Puedes ir cambiando tus pensamientos y tal como muchas mujeres, piensa que al fin y al cabo no es nada extraño tener vaginismo. Una entrada de la vagina pequeña, una contractura de los músculos… ¿eso es algo tan raro? Lee, infórmate de la cantidad de mujeres que lo han tenido y que lo tienen. Visto así, no es nada raro tener vaginismo ¿verdad?
.-Trabaja también cuando tengas la regla. Siempre que no estés muy molesta, aprovecha la hidratación para insertar los dilatadores. Hay mujeres a las que les da cierto apuro mancharse los dedos, o tener que poner empapadores, pero si normalizas que es un flujo tuyo, habitual cada mes, puedes lograr adaptarte y cuantos menos reparos tengamos hacia la normalidad, mucho mejor en todos los sentidos.